Löydetty 773 Tulokset: ahora
Entonces Israel dijo a José: "Ahora sí que puedo morir, porque he vuelto a ver tu rostro y que vives todavía". (Génesis 46, 30)
Ellos son pastores, y ya hace mucho tiempo que se dedican a cuidar el ganado. Ahora han traído sus ovejas, sus vacas y todo lo que poseen’. (Génesis 46, 32)
ustedes responderán: ‘Tus servidores, desde su juventud hasta ahora, se han dedicado a cuidar el ganado, lo mismo que sus antepasados’. Así ustedes podrán establecerse en la región de Gosen, porque los egipcios sienten abominación por todos los pastores". (Génesis 46, 34)
Luego José fue a informar al Faraón, diciendo: "Mi padre y mis hermanos vinieron de Canaán con sus ovejas, sus vacas y todo lo que poseen, y ahora están en la región de Gosen". (Génesis 47, 1)
Entonces José dijo al pueblo: "Ahora ustedes y sus tierras pertenecen al Faraón, porque yo los he comprado. Aquí tienen semilla para sembrar esas tierras. (Génesis 47, 23)
Ahora bien, los dos hijos que tuviste en Egipto antes que yo viniera a reunirme contigo, serán mis hijos. Efraím y Manasés serán míos, como lo son Rubén y Simeón. (Génesis 48, 5)
Luego Israel dijo a José: "Yo pensaba que nunca más volvería a ver tu rostro, y ahora Dios me permite ver también tu descendencia". (Génesis 48, 11)
Ahora ve, yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas". (Exodo 3, 10)
Ellos te escucharán, y tú irás a presentarte ante el rey de Egipto, junto con los ancianos de Israel. Entonces le dirás: ‘El Señor, el Dios de los hebreos, vino a nuestro encuentro. Y ahora tenemos que realizar una marcha de tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios’. (Exodo 3, 18)
Ahora ve: yo te asistiré siempre que hables y te indicaré lo que debes decir". (Exodo 4, 12)
El Señor se enojó con Moisés y exclamó: "¿Acaso no tienes a tu hermano Aarón, el levita? Yo sé que él tiene facilidad de palabra. Ahora justamente viene a tu encuentro, y al verte se llenará de alegría. (Exodo 4, 14)
Ellos dijeron: "El Dios de los hebreos vino a nuestro encuentro, y ahora tenemos que realizar una marcha de tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios. De lo contrario él nos castigará con la peste o la espada". (Exodo 5, 3)