Löydetty 88 Tulokset: Volvieron

  • Pero yo les advertí: "¿Por qué se instalan delante de la muralla? Si lo vuelven a hacer, los haré detener". Desde entonces, ya no volvieron más durante el sábado. (Nehemías 13, 21)

  • Pero ahora que se convirtieron a su Dios, volvieron de las regiones donde estaban dispersos, ocuparon Jerusalén, donde se encuentra su Santuario, y repoblaron las montañas que habían quedado desiertas. (Judit 5, 19)

  • Ellos, deslizándose por la ladera de la montaña, ataron a Ajior y lo dejaron tendido al pie de la misma. Luego volvieron a presentarse ante su señor. (Judit 6, 13)

  • Pero volvieron a pecar contra él y a rebelarse contra el Altísimo en el desierto: (Salmos 78, 17)

  • A pesar de todo, volvieron a pecar y no creyeron en sus maravillas; (Salmos 78, 32)

  • Pero los del ala izquierda, al ver derrotada el ala derecha, se volvieron contra Judas y los suyos, tomándolos por la espalda. (I Macabeos 9, 16)

  • De esta manera vengaron la sangre de su hermano y volvieron a las regiones pantanosas del Jordán. (I Macabeos 9, 42)

  • Derrotó a Odomerá y a sus hermanos, y también a los hijos de Fasirón en sus propios campamentos. Una vez asestados estos primeros golpes, volvieron con más fuerzas. (I Macabeos 9, 66)

  • Algunos de sus acompañantes volvieron para poner señales en el camino, pero no pudieron encontrarlo. (II Macabeos 2, 6)

  • y cayó la defensa de Judá. Aquel día, ustedes volvieron los ojos hacia el arsenal de la Casa de Bosque. (Isaías 22, 8)

  • Pero ellos no escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que obraron según sus designios, según los impulsos de su corazón obstinado y perverso; se volvieron hacia atrás, no hacia adelante. (Jeremías 7, 24)

  • Pero después se volvieron atrás e hicieron retornar a los esclavos y esclavas que habían dejado en libertad, y los redujeron de nuevo a la esclavitud. (Jeremías 34, 11)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina