Löydetty 96 Tulokset: Vieron

  • A la hora del crepúsculo partieron hacia el campamento de los arameos. Pero cuando llegaron al extremo del campamento, vieron que allí no había nadie. (II Reyes 7, 5)

  • Ellos siguieron las huellas hasta el Jordán, y vieron diseminados por todo el camino el material y la ropa que habían arrojado los arameos en su fuga precipitada. Después, los mensajeros volvieron para informar al rey. (II Reyes 7, 15)

  • Aquella misma noche, el Ángel del Señor salió e hirió en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. Y cuando los demás se levantaron por la mañana, vieron que todos eran cadáveres, que estaban muertos. (II Reyes 19, 35)

  • Cuando los amonitas vieron que los arameos habían huido, también ellos huyeron delante de Abisai, el hermano de Joab, y entraron en la ciudad. Joab, por su parte, se volvió a Jerusalén. (I Crónicas 19, 15)

  • Cuando los que estaban al servicio de Hadadézer vieron que Israel los había derrotado, hicieron las paces con David y le quedaron sometidos. En adelante, los arameos no quisieron prestar más ayuda a los amonitas. (I Crónicas 19, 19)

  • Cuando los comandantes de los carros vieron a Josafat, dijeron: "¡Es el rey de Israel!", y lo rodearon para atacarlo. Josafat lanzó un grito y el Señor lo socorrió: Dios los alejó de él. (II Crónicas 18, 31)

  • Cuando los hombres de Judá llegaron a la cima que domina el desierto y volvieron sus ojos hacia la multitud, no vieron más que cadáveres tendidos por tierra, porque ninguno había podido escapar. (II Crónicas 20, 24)

  • El Sumo Sacerdote Azarías y todos los demás sacerdotes, al volverse hacia él, vieron que tenía lepra en la frente. Entonces lo expulsaron de allí, y él mismo se apresuró a salir porque el Señor lo había herido. (II Crónicas 26, 20)

  • Cuando vieron a Judit con el rostro transformado y la ropa cambiada, quedaron maravillados de su hermosura y dijeron: (Judit 10, 7)

  • O no existiría, como un aborto enterrado, como los niños que nunca vieron la luz. (Job 3, 16)

  • pero apenas la vieron quedaron pasmados y huyeron despavoridos. (Salmos 48, 6)

  • Cuando te vieron las aguas, Señor, cuando te vieron las aguas, temblaron, ¡se agitaron hasta los abismos del mar! (Salmos 77, 17)


“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina