Löydetty 41 Tulokset: Sometidos
Los tres distritos de la provincia de Samaría, incorporados a Judea, quedarán anexados definitivamente a ella y considerados como parte suya, de manera que dependan de un solo jefe y no estén sometidos a otra autoridad que la del Sumo Sacerdote. (I Macabeos 10, 38)
De esta manera fueron inmediatamente sometidos a un castigo injusto los que habían defendido la ciudad, el pueblo y los objetos sagrados. (II Macabeos 4, 48)
Por la prueba a que fueron sometidos, aunque eran corregidos con misericordia, comprendieron los tormentos que soportaban los impíos, al ser juzgados con ira. (Sabiduría 11, 9)
Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, mientras Nabucodonosor, rey de Babilonia, y todo su ejército, junto con todos los reinos de la tierra sometidos a su dominio y todos los pueblos, combatían contra Jerusalén y contra todas sus ciudades: (Jeremías 34, 1)
Así quedaron sometidos, en lugar de prevalecer, porque nosotros hemos pecado contra el Señor, nuestro Dios, al no escuchar su voz. (Baruc 2, 5)
Porque acabamos de probar que todos están sometidos al pecado, tanto los judíos como los que no lo son. Así lo afirma la Escritura: No hay ningún justo, ni siquiera uno; (Romanos 3, 10)
Que el pecado no tenga más dominio sobre ustedes, ya que no están sometidos a la Ley, sino a la gracia. (Romanos 6, 14)
¿Entonces qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos sometidos a la Ley sino a la gracia? ¡De ninguna manera! (Romanos 6, 15)
Ahora, en cambio, ustedes están libres del pecado y sometidos a Dios: el fruto de esto es la santidad y su resultado, la Vida eterna. (Romanos 6, 22)
Me hice judío con los judíos para ganar a los judíos; me sometí a la Ley, con los que están sometidos a ella -aunque yo no lo estoy- a fin de ganar a los que están sometidos a la Ley. (I Corintios 9, 20)
Y con los que no están sometidos a la Ley, yo, que no vivo al margen de la Ley de Dios -porque estoy sometido a la Ley de Cristo- me hice como uno de ellos, a fin de ganar a los que no están sometidos a la Ley. (I Corintios 9, 21)
Y ahora que ha llegado la fe, ya no estamos sometidos a un preceptor. (Gálatas 3, 25)