Löydetty 242 Tulokset: Salió

  • Cuando tú comenzabas tus súplicas, salió una palabra, y yo he venido a anunciártela, porque tú eres objeto de predilección. Discierne la palabra y entiende la visión. (Daniel 9, 23)

  • Tienes que saber y comprender esto: Desde que salió la orden de reconstruir a Jerusalén, hasta que aparezca un Jefe ungido, pasarán siete semanas; luego, durante sesenta y dos semanas, ella será reconstruida con la plaza y el foso, pero en tiempos de angustia. (Daniel 9, 25)

  • Aquel año, se había elegido como jueces a dos ancianos del pueblo. A ellos se refiere la palabra del Señor: "La iniquidad salió en Babilonia de los ancianos y de los jueces que se tenían por guías del pueblo". (Daniel 13, 5)

  • Jonás salió de Nínive y se sentó al este de la ciudad: allí levantó una choza y se sentó a la sombra de ella, para ver qué iba a suceder en la ciudad. (Jonás 4, 5)

  • Cuando salió el sol, Dios hizo soplar un sofocante viento del este. El sol golpeó la cabeza de Jonás, y este se sintió desvanecer. Entonces se deseó la muerte, diciendo: "Prefiero morir antes que seguir viviendo". (Jonás 4, 8)

  • Mientras el ángel que hablaba conmigo estaba allí, otro ángel le salió a su encuentro (Zacarías 2, 7)

  • Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se le abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él. (Mateo 3, 16)

  • Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio. (Mateo 8, 34)

  • Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. (Mateo 13, 1)

  • Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: «El sembrador salió a sembrar. (Mateo 13, 3)

  • pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. (Mateo 13, 6)

  • Entonces una mujer cananea, que salió de aquella región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio». (Mateo 15, 22)


“Seja paciente nas aflições que o Senhor lhe manda.” São Padre Pio de Pietrelcina