Löydetty 345 Tulokset: Rey de los judíos
Cuando la gente vio que los judíos dominaban completamente la ciudad, se desanimaron y comenzaron a suplicar al rey: (I Macabeos 11, 49)
"¡Hagamos las paces! ¡Que esos judíos dejen de atacarnos a nosotros y a la ciudad!". (I Macabeos 11, 50)
Y deponiendo las armas, hicieron la paz. Los judíos se cubrieron de gloria delante del rey y de todos sus vasallos, y regresaron a Jerusalén con un abundante botín. (I Macabeos 11, 51)
Cuando los judíos llegaron a Roma y se presentaron ante el Senado, dijeron: "El Sumo Sacerdote Jonatán y la nación de los judíos nos han enviado para que ustedes renueven con ellos la amistad y el pacto, tal como quedó establecido anteriormente". (I Macabeos 12, 3)
En un documento que trata de los espartanos y los judíos, consta que son hermanos y que pertenecen a la raza de Abraham. (I Macabeos 12, 21)
"El rey Demetrio saluda a Simón, Sumo Sacerdote y amigo de reyes, a los ancianos y a la nación de los judíos. (I Macabeos 13, 36)
A partir de entonces, el pueblo comenzó a escribir en los documentos y contratos: "Año primero de Simón, Sumo Sacerdote insigne y general en jefe de los Judíos". (I Macabeos 13, 42)
Los judíos entraron en ella el día veintitrés del segundo mes del año ciento setenta y uno, con vítores y palmas, al son de arpas, címbalos y cítaras, y entonando himnos y cantos, porque un gran enemigo había sido exterminado de Israel. (I Macabeos 13, 51)
Hemos registrado sus declaraciones en las actas del pueblo en los siguiente términos: Numenio, hijo de Antíoco, y Antípatros, hijo de Jasón, embajadores de los judíos, se han presentado para renovar su amistad con nosotros. (I Macabeos 14, 22)
Simón puso en ella soldados judíos, la fortificó para seguridad del país y de la ciudad, y elevó los muros de Jerusalén. (I Macabeos 14, 37)
Él se había enterado, en efecto, que los romanos llamaban a los judíos amigos, aliados y hermanos, y que habían recibido con todos los honores a los embajadores de Simón. (I Macabeos 14, 40)
Supo también que los judíos y los sacerdotes habían decidido que Simón fuera su jefe y Sumo Sacerdote vitalicio, hasta que surgiera un profeta digno de fe; (I Macabeos 14, 41)