Löydetty 303 Tulokset: Ningún
Pero escuchen la palabra del Señor, todos ustedes, gente de Judá que habitan en el país de Egipto: Juro por mi gran Nombre -dice el Señor- que mi Nombre no será más invocado por la boca de ningún hombre de Judá, y que nadie dirá: ¡Por la vida del Señor! en todo el país de Egipto. (Jeremías 44, 26)
Como en la catástrofe de Sodoma y Gomorra, y de sus ciudades vecinas -dice el Señor- allí no habitará más ningún hombre, no residirá ningún ser humano. (Jeremías 49, 18)
Jasor será una guarida de chacales, una desolación para siempre; allí no habitará ningún hombre, no residirá ningún ser humano. (Jeremías 49, 33)
Como cuando Dios provocó la catástrofe de Sodoma y Gomorra y de sus ciudades vecinas -oráculo del Señor- allí no habitará más ningún hombre, no residirá ningún ser humano. (Jeremías 50, 40)
Sus ciudades son una devastación, un páramo, una estepa, nadie habita en ellas, por allí no pasa ningún hombre. (Jeremías 51, 43)
Luego dirás: ‘Señor, tú has dicho de este lugar que sería destruido, de manera que no quedaría en él ningún habitante, ni hombre ni animal, sino que sería una desolación perpetua’. (Jeremías 51, 62)
¡Este es nuestro Dios, ningún otro cuenta al lado de él! (Baruc 3, 36)
De su rama ha salido un fuego que devoró sus ramas y sus frutos. Ya no hay en ella ninguna rama vigorosa, ningún cetro de soberanos. Esta es una lamentación, y se la canta como tal. (Ezequiel 19, 14)
Sí, eres más sabio que Daniel: ningún secreto te supera. (Ezequiel 28, 3)
Ningún pie humano transitará por ella, ningún pie de animal la cruzará, y estará deshabitada durante cuarenta años. (Ezequiel 29, 11)
Ningún cedro en el Jardín de Dios podía hacerle sombra; no había entre los cipreses ramas semejantes a las suyas, y ninguno de los plátanos era comparable a su ramaje. Ningún árbol en el Jardín de Dios se le asemejaba en hermosura. (Ezequiel 31, 8)
para que ningún árbol plantado junto a las aguas se eleve tan alto ni levante su copa entre las nubes, y para que ningún árbol bien regado intente erguirse hasta ellas con toda su altura. ¡Porque todos están destinados a la muerte, a las regiones profundas, en medio de los seres humanos que bajan a la Fosa! (Ezequiel 31, 14)