Löydetty 3300 Tulokset: Hijo del Hombre

  • Pero ahora, él los ha reconciliado en el cuerpo carnal de su Hijo, entregándolo a la muerte, a fin de que ustedes pudieran presentarse delante de él como una ofrenda santa, inmaculada e irreprochable. (Colosenses 1, 22)

  • En él fueron circuncidados, no por mano de hombre, sino por una circuncisión que los despoja del cuerpo carnal, la circuncisión de Cristo. (Colosenses 2, 11)

  • Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras, (Colosenses 3, 9)

  • y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador. (Colosenses 3, 10)

  • Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos. (Colosenses 3, 11)

  • y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de la ira venidera. (I Tesalonicenses 1, 10)

  • Por eso, el que desprecia estas normas, no desprecia a un hombre, sino a Dios, a ese Dios que les ha dado su Espíritu Santo. (I Tesalonicenses 4, 8)

  • Que nadie los engañe de ninguna manera. Porque antes tiene que venir la apostasía y manifestarse el hombre impío, el Ser condenado a la perdición, (II Tesalonicenses 2, 3)

  • saluda a Timoteo, su verdadero hijo en la fe. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz que proceden de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor. (I Timoteo 1, 2)

  • Hijo mío, te hago esta recomendación, conforme a lo que se dijo de ti por inspiración de Dios, a fin de que luches valientemente, (I Timoteo 1, 18)

  • Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo, hombre él también, (I Timoteo 2, 5)

  • Por eso, el que preside debe ser un hombre irreprochable, que se haya casado una sola vez, sobrio, equilibrado, ordenado, hospitalario y apto para la enseñanza. (I Timoteo 3, 2)


“Seja grato e beije docemente a mão de Deus. É sempre a mão de um pai que pune porque lhe quer bem” São Padre Pio de Pietrelcina