Löydetty 138 Tulokset: Dinero

  • Los enemigos no recibirán trigo, ni armas, ni dinero, ni naves. Así lo ha establecido Roma. Observarán sus compromisos sin ninguna compensación. (I Macabeos 8, 26)

  • Sus agresores no recibirán trigo, ni armas, ni dinero, ni naves. Así lo ha establecido Roma. Observarán sus compromisos con lealtad". (I Macabeos 8, 28)

  • Simón, aunque se dio cuenta del engaño, mandó traer el dinero y a los niños, a fin de no provocar una fuerte oposición de parte del pueblo, (I Macabeos 13, 17)

  • que de lo contrario hubiera dicho: "Por no haberle enviado el dinero y a los niños, ha muerto Jonatán". (I Macabeos 13, 18)

  • y le comunicó que el tesoro de Jerusalén estaba repleto de incontables riquezas, tanto que la cantidad de dinero era incalculable y muy superior al presupuesto de los sacrificios, y nada impedía que fuera puesto a disposición del rey. (II Macabeos 3, 6)

  • De esta manera, el dinero asignado por el donante al sacrificio de Hércules fue destinado, por voluntad de los portadores, a la construcción de trirremes. (II Macabeos 4, 20)

  • Tres años más tarde, Jasón envió a Menelao, hermano del ya mencionado Simón, para llevar el dinero al rey y también para gestionar algunos asuntos importantes. (II Macabeos 4, 23)

  • También se apoderaron del dinero de los que habían venido a comprarlos, y después de haberlos perseguido bastante tiempo, tuvieron que regresar, apremiados por la hora: (II Macabeos 8, 25)

  • Cuando el Macabeo se enteró de lo sucedido, reunió a los jefes del pueblo y acusó a aquellos hombres de haber vendido por dinero a sus hermanos, dejando en libertad a sus propios enemigos. (II Macabeos 10, 21)

  • se llevó la bolsa del dinero, no volverá hasta la luna llena". (Proverbios 7, 20)

  • ¿Para qué sirve el dinero en manos de un necio? ¿Para adquirir sabiduría? ¡Si no tiene inteligencia! (Proverbios 17, 16)

  • El que ama el dinero no se sacia jamás, y al que ama la opulencia no le bastan sus ganancias. También esto es vanidad. (Eclesiastés 5, 9)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina