Löydetty 53 Tulokset: Derrotó

  • Hizo proezas, derrotó a Amalec y libró a Israel de aquellos que lo saqueaban. (I Samuel 14, 48)

  • Saúl derrotó a Amalec desde Javilá hasta la entrada de Sur, que está frente a Egipto. (I Samuel 15, 7)

  • Si él es capaz de combatir conmigo y me derrota, seremos esclavos de ustedes. Pero si yo puedo más que él y lo derroto, ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán". (I Samuel 17, 9)

  • A su regreso, después que David derrotó al filisteo, las mujeres de todas las ciudades de Israel salían a recibir al rey Saúl, cantando y bailando, al son jubiloso de tamboriles y triángulos. (I Samuel 18, 6)

  • Él se jugó la vida cuando derrotó al filisteo, y el Señor dio una gran victoria a todo Israel. Si tanto te alegraste al verlo, ¿por qué vas a pecar con sangre inocente, matando a David sin motivo?". (I Samuel 19, 5)

  • En seguida David se dirigió hacia Baal Perasím, y allí los derrotó. David dijo: "El Señor ha abierto ante mí una brecha entre mis enemigos, como una brecha abierta por las aguas". Por eso aquel lugar se llamó Baal Perasím, que significa "Señor de las brechas". (II Samuel 5, 20)

  • David lo hizo tal como se lo había ordenado el Señor, y derrotó a los filisteos desde Gabaón hasta la entrada de Guezer. (II Samuel 5, 25)

  • Después de esto, David derrotó a los filisteos y los sometió, despojándolos de su hegemonía. (II Samuel 8, 1)

  • También derrotó a los moabitas y, haciéndolos echarse en tierra, los midió con una cuerda: a lo largo de dos cuerdas, los hizo matar; y a lo largo de una cuerda completa, les perdonó la vida. Los moabitas pasaron a ser vasallos de David, sometidos a tributo. (II Samuel 8, 2)

  • David derrotó a Hadadézer, hijo de Rejob, rey de Sobá, cuando este iba a restablecer su dominio sobre el Río. (II Samuel 8, 3)

  • Los arameos de Damasco acudieron en auxilio de Hadadézer, rey de Sobá, pero David derrotó a veintidós mil de esos arameos. (II Samuel 8, 5)

  • Pero él se apostó en medio del campo, lo defendió y derrotó a los filisteos. Así el Señor alcanzó una gran victoria. (II Samuel 23, 12)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina