Löydetty 138 Tulokset: Combate
Cuando Demetrio se enteró de que Nicanor y su ejército habían sucumbido en el combate, envió por segunda vez al país de Judá a Báquides y Álcimo, con el ala derecha de su ejército. (I Macabeos 9, 1)
Una vez iniciado el combate, Jonatán extendió su brazo para descargar un golpe sobre Báquides, pero este lo esquivó, echándose atrás. (I Macabeos 9, 47)
los que estaban emboscados salieron de sus puestos y entraron en combate. (I Macabeos 11, 69)
Luego reanudó el combate, derrotó al enemigo y lo puso en fuga. (I Macabeos 11, 72)
Al ponerse el sol, Jonatán ordenó a sus hombres que velaran toda la noche con las armas en la mano, listos para entrar en combate, y estableció puestos de avanzada alrededor del campamento. (I Macabeos 12, 27)
Cuando los enemigos supieron que Jonatán y sus hombres estaban preparados para el combate, sintieron un gran temor y encendieron fogatas en su campamento. (I Macabeos 12, 28)
Teniendo como aliado al Todopoderoso, mataron a más de nueve mil enemigos, hirieron y dejaron fuera de combate a la mayor parte del ejército de Nicanor y obligaron a huir a todos los demás. (II Macabeos 8, 24)
En un combate contra las tropas de Timoteo y de Báquides, les causaron más de veinte mil bajas y en seguida se apoderaron de fortalezas muy importantes. Luego distribuyeron un cuantioso botín por partes iguales, entre ellos, los damnificados, los huérfanos, las viudas y también los ancianos. (II Macabeos 8, 30)
Al despuntar el alba, los dos bandos se lanzaron al combate. Unos tenían como prenda de éxito y de victoria, además de su valor, su confianza en el Señor; los otros combatían impulsados sólo por su arrojo. (II Macabeos 10, 28)
El propio Macabeo, que fue el primero en empuñar las armas, exhortó a los demás a afrontar el peligro junto con él, a fin de salvar a sus hermanos. Todos se lanzaron al combate con gran entusiasmo (II Macabeos 11, 7)
y cayeron en el combate algunos judíos. (II Macabeos 12, 34)
Como los hombres de Esdrín estaban extenuados por haber combatido durante mucho tiempo, Judas rogó al Señor que se manifestara como su aliado y su guía en el combate. (II Macabeos 12, 36)
