Löydetty 171 Tulokset: Bienes

  • Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes. (I Corintios 9, 23)

  • Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. (I Corintios 13, 3)

  • Como dice la Escritura: El justo ha prodigado sus bienes: dio a los pobres y su justicia permanece eternamente. (II Corintios 9, 9)

  • Ahora estoy dispuesto a visitarlos por tercera vez, y tampoco en esta oportunidad les seré gravoso, porque lo que yo busco no son sus bienes, sino a ustedes mismos: en efecto, no son los hijos los que deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos. (II Corintios 12, 14)

  • Voy a ser más explícito: el heredero, mientras es menor de edad, aunque sea propietario de todos sus bienes, en nada se diferencia de un esclavo. (Gálatas 4, 1)

  • Porque a nosotros, el Espíritu nos hace esperar por la fe los bienes de la justicia. (Gálatas 5, 5)

  • El que recibe la enseñanza de la Palabra, que haga participar de todos sus bienes al que lo instruye. (Gálatas 6, 6)

  • Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, (Efesios 1, 3)

  • Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. (Colosenses 3, 1)

  • Cristo, en cambio, ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes futuros. Él, a través de una Morada más excelente y perfecta que la antigua -no construida por manos humanas, es decir, no de este mundo creado- (Hebreos 9, 11)

  • La Ley, en efecto -al no tener más que la sombra de los bienes futuros y no la misma realidad de las cosas- con los sacrificios repetidos año tras año en forma ininterrumpida, es incapaz de perfeccionar a aquellos que se acercan a Dios. (Hebreos 10, 1)

  • Ustedes compartieron entonces los sufrimientos de los que estaban en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus bienes, sabiendo que tenían una riqueza mejor y permanente. (Hebreos 10, 34)


“De que vale perder-se em vãos temores?” São Padre Pio de Pietrelcina