Löydetty 1496 Tulokset: tus
Los espíritus le rogaron: «Envíanos a esa piara y déjanos entrar en los cerdos.» Y Jesús se lo permitió. (Evangelio según San Marcos 5, 12)
Entonces los espíritus malos salieron del hombre y entraron en los cerdos; en un instante las piaras se arrojaron al agua desde lo alto del acantilado y todos los cerdos se ahogaron en el lago. (Evangelio según San Marcos 5, 13)
suplicándole: «Mi hija está agonizando; ven e impón tus manos sobre ella para que se mejore y siga viviendo.» (Evangelio según San Marcos 5, 23)
Llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus malos. (Evangelio según San Marcos 6, 7)
Expulsaban a muchos espíritus malos y sanaban a numerosos enfermos, ungiéndoles con aceite. (Evangelio según San Marcos 6, 13)
Por eso los fariseos y maestros de la Ley le preguntaron: «¿Por qué tus discípulos no respetan la tradición de los ancianos, sino que comen con manos impuras?» (Evangelio según San Marcos 7, 5)
Así, por ejemplo, Moisés dijo: Cumple tus deberes con tu padre y con tu madre, y también: El que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte. (Evangelio según San Marcos 7, 10)
Pero Jesús, dándose la vuelta, vio muy cerca a sus discípulos. Entonces reprendió a Pedro y le dijo: «¡Pasa detrás de mí, Satanás! Tus ambiciones no son las de Dios, sino de los hombres.» (Evangelio según San Marcos 8, 33)
En cualquier momento el espíritu se apodera de él, lo tira al suelo y el niño echa espuma por la boca, rechina los dientes y se queda rígido. Les pedí a tus discípulos que echaran ese espíritu, pero no pudieron.» (Evangelio según San Marcos 9, 18)
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. (Evangelio según San Marcos 12, 30)
Porque el mismo David dijo, hablando por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. (Evangelio según San Marcos 12, 36)
Si estás en la parte superior de la casa, no bajes a recoger tus cosas. (Evangelio según San Marcos 13, 15)