Löydetty 112 Tulokset: tinieblas
sobre ellos en cambio pesaba una abrumadora noche, imagen de las tinieblas que les tocarían en suerte un día: ¿no eran en sí mismos más pesados que las tinieblas? (Sabiduría 17, 20)
Los Egipcios merecieron esa privación de la luz, esas tinieblas que los aprisionaban: ¿no habían ellos acaso retenido cautivos a tus hijos que debían llevar al mundo la luz inapagable de tu Ley? (Sabiduría 18, 4)
¡Ay de aquellos que llaman bien al mal y mal al bien, que cambian las tinieblas en luz y la luz en tinieblas, que dan lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! (Isaías 5, 20)
Rugirá contra él, en ese día, como el bramido del mar. Al mirar el país sólo se verán tinieblas, angustia, y luz que desaparece entre las sombras. (Isaías 5, 30)
Ojalá dijeran: «Vuelvan a la Ley y las declaraciones de Dios», y estén de acuerdo con esta palabra en que no hay tinieblas. (Isaías 8, 20)
luego mirarán al suelo y sólo encontrarán miseria y tinieblas, oscuridad angustiosa, y no verán más que noche. (Isaías 8, 22)
Aquel día, los sordos oirán las palabras de un libro, y libres de la sombra y de las tinieblas, los ojos de los ciegos volverán a ver. (Isaías 29, 18)
Haré andar a los ciegos por el camino desconocido y los guiaré por los senderos. Cambiaré ante ellos las tinieblas en luz y los caminos de piedras en pistas pavimentadas. Todo esto es lo que que voy a hacer, y lo haré sin falta. (Isaías 42, 16)
Yo soy Yavé, y no hay otro más; yo enciendo la luz y creo las tinieblas, yo hago la felicidad y provoco la desgracia, yo, Yavé, soy el que hace todo esto. (Isaías 45, 7)
si das al hambriento lo que deseas para ti y sacias al hombre oprimido, brillará tu luz en las tinieblas, y tu obscuridad se volverá como la claridad del mediodía. (Isaías 58, 10)
Por eso la justicia no se acerca a nosotros y no nos llega la salvación. Esperábamos la luz y sólo hay tinieblas; la claridad, y andamos a oscuras. (Isaías 59, 9)
Mientras las tinieblas cubrían la tierra y los pueblos estaban en la noche, sobre ti se levantó Yavé, y sobre ti apareció su Gloria. (Isaías 60, 2)
