Löydetty 40 Tulokset: tanta

  • Jesús se quedó admirado al oír esto, y dijo a los que le seguían: «Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe. (Evangelio según San Mateo 8, 10)

  • Sus discípulos le respondieron: «Estamos en un desierto, ¿dónde vamos a encontrar suficiente pan como para alimentar a tanta gente?» (Evangelio según San Mateo 15, 33)

  • Jesús les declaró: «En verdad les digo: si tienen tanta fe como para no vacilar, ustedes harán mucho más que secar una higuera. Ustedes dirán a ese cerro: (Evangelio según San Mateo 21, 21)

  • y tanta será la maldad, que el amor se enfriará en muchos. (Evangelio según San Mateo 24, 12)

  • se reunió tanta gente que no quedaba sitio ni siquiera a la puerta. (Evangelio según San Marcos 2, 2)

  • Vuelto a casa, se juntó otra vez tanta gente que ni siquiera podían comer. (Evangelio según San Marcos 3, 20)

  • Otra vez Jesús se puso a enseñar a orillas del lago. Se le reunió tanta gente junto a él que tuvo que subir a una barca y sentarse en ella a alguna distancia, mientras toda la gente estaba en la orilla. (Evangelio según San Marcos 4, 1)

  • Quería ver cómo era Jesús, pero no lo conseguía en medio de tanta gente, pues era de baja estatura. (Evangelio según San Lucas 19, 3)

  • «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es esto para tanta gente?» (Evangelio según San Juan 6, 9)

  • Reconoció la voz de Pedro, y fue tanta su alegría, que en vez de abrir la puerta entró corriendo a contar que Pedro estaba a la puerta. (Hecho de los Apóstoles 12, 14)

  • El rey está bien enterado de estas cosas, por eso le hablo con tanta libertad. Estoy convencido de que no ignora nada de este asunto, pues esas cosas no han sucedido en un rincón. (Hecho de los Apóstoles 26, 26)

  • Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, -el saber más elevado-, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy. (1º Carta a los Corintios 13, 2)


“A maior caridade é aquela que arranca as pessoas vencidas pelo demônio, a fim de ganhá-las para Cristo. E isso eu faço assiduamente, noite e dia.” São Padre Pio de Pietrelcina