Löydetty 6411 Tulokset: sus
Bendijo Dios el Séptimo día y lo hizo santo, porque ese día descansó de sus trabajos después de toda esta creación que había hecho. (Génesis 2, 3)
Entonces Yavé Dios formó al hombre con polvo de la tierra; luego sopló en sus narices un aliento de vida, y existió el hombre con aliento y vida. (Génesis 2, 7)
Entonces Yavé hizo caer en un profundo sueño al hombre y éste se durmió. Le sacó una de sus costillas y rellenó el hueco con carne. (Génesis 2, 21)
También Abel le hizo una ofrenda, sacrificando los primeros nacidos de sus rebaños y quemando su grasa. (Génesis 4, 4)
Dijo Lamec a sus mujeres: «Escúchenme ustedes, Ada y Sella; oigan mis palabras, mujeres de Lamec: yo he matado a un hombre por herirme y a un muchacho porque me golpeó. (Génesis 4, 23)
Yavé vio que la maldad del hombre en la tierra era grande y que todos sus pensamientos tendían siempre al mal. (Génesis 6, 5)
Esta es la historia de Noé. Noé fue en sus tiempo un hombre justo y que se portó bien en todo; Noé caminaba con Dios. (Génesis 6, 9)
Noé, pues, entró en el arca junto con su esposa, sus hijos y las esposas de sus hijos, para salvarse de las aguas del diluvio. (Génesis 7, 7)
Ese mismo día Noé entró en el arca con sus hijos Cam, Sem y Jafet, su esposa y sus nueras. (Génesis 7, 13)
Salió, pues, Noé y con él sus hijos, su esposa y sus nueras. (Génesis 8, 18)
Al aspirar el agradable aroma, Yavé decidió: «Nunca más maldeciré la tierra por causa del hombre, pues veo que sus pensamientos están inclinados al mal ya desde la infancia. Nunca más volveré a castigar a todo ser viviente como acabo de hacerlo. (Génesis 8, 21)
Bendijo Dios a Noé y a sus hijos y les dijo: «Crezcan, multiplíquense y pueblen la tierra. (Génesis 9, 1)