Löydetty 385 Tulokset: siete truenos

  • Después untará el dedo de su mano derecha en el aceite que tiene en su mano izquierda, y con su dedo hará siete aspersiones de aceite delante de Yavé. (Levítico 14, 16)

  • con un dedo de su mano derecha hará ante Yavé siete aspersiones con el aceite que tiene en la palma de la mano izquierda; (Levítico 14, 27)

  • el sacerdote saldrá a la puerta de la casa y la cerrará durante siete días. (Levítico 14, 38)

  • y tomando la madera de cedro, el hisopo y escarlata, con el pájaro vivo, los mojará en la sangre del pájaro sacrificado y en el agua fresca; luego rociará la casa siete veces. (Levítico 14, 51)

  • Para ser purificada de su derrame, esta persona deberá contar siete días; después lavará sus vestidos, se bañará en agua fresca y quedará pura. (Levítico 15, 13)

  • La mujer que ha tenido sus reglas será impura por espacio de siete días, por ser un derrame de sangre de su cuerpo. Quien la toque será impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 19)

  • Si un hombre se acuesta con ella a pesar de su impureza, comparte su impureza y queda impuro siete días; toda cama en que él se acueste será impura. (Levítico 15, 24)

  • Una vez que sane de su derrame, contará siete días, quedando después pura. (Levítico 15, 28)

  • Luego, tomando la sangre del novillo, rociará con su dedo la parte delantera del Lugar del Perdón. Hará siete aspersiones de sangre con su dedo delante del lugar del Perdón. (Levítico 16, 14)

  • Hará con su dedo siete aspersiones de sangre sobre el altar, y así lo purificará de las impurezas de los hijos de Israel y lo santificará. (Levítico 16, 19)

  • «Cuando nazca un ternero, cordero o cabrito, quedará con su madre siete días; desde el día octavo será aceptado como ofrenda por el fuego para Yavé. (Levítico 22, 27)

  • El quince del mismo mes es la fiesta de los ázimos en honor a Yavé: durante siete días comerán panes sin levadura. (Levítico 23, 6)


“Enquanto estivermos vivos sempre seremos tentados. A vida é uma contínua luta. Se às vezes há uma trégua é para respirarmos um pouco.” São Padre Pio de Pietrelcina