Löydetty 605 Tulokset: segunda muerte

  • Veo que me has hecho un gran favor y que has sido muy bueno conmigo conservándome la vida. Pero yo no puedo llegar hasta la montaña sin que me alcance el desastre y la muerte. (Génesis 19, 19)

  • Mira este pueblito que está más cerca y en el que podría refugiarme. Es tan pequeño, y para mí es cosa de vida o muerte, ¿no podría estar a salvo allí?» (Génesis 19, 20)

  • Abimelec no la había tocado aún y dijo: «Pero Señor mío, ¿vas a dar muerte a un pagano que es inocente? (Génesis 20, 4)

  • Isaac llevó a Rebeca a la tienda que había sido de su madre Sara. La hizo suya y fue su esposa. La amó y así se consoló por la muerte de su madre. (Génesis 24, 67)

  • Después de la muerte de Abrahán, Dios bendijo a su hijo Isaac, que se fue a vivir cerca del pozo de Lajay-Roi. (Génesis 25, 11)

  • Isaac volvió a abrir los pozos que habían sido cavados en tiempos de su padre Abrahán, y que habían tapado los filisteos después de la muerte de Abrahán, y les puso los mismos nombres que les había puesto su padre. (Génesis 26, 18)

  • Prosiguió Isaac: «Mira que ya estoy viejo e ignoro el día de mi muerte. (Génesis 27, 2)

  • Después tú se lo presentas a tu padre para que lo coma y te bendiga antes de su muerte.» (Génesis 27, 10)

  • Esaú declaró: «Con razón le dieron el nombre de Jacob, pues me ha suplantado por segunda vez. Primero me quitó los derechos de primogénito, y ahora me ha quitado la bendición.» Esaü preguntó: «¿Y no me has reservado alguna bendición?» (Génesis 27, 36)

  • A la muerte de Bela reinó en su lugar Jobab, hijo de Zara, natural de Bosra. (Génesis 36, 33)

  • A la muerte de Saúl subió al trono Balanán, hijo de Acober. (Génesis 36, 38)

  • Luego lo hizo subir a la segunda carroza del palacio e iban gritando delante de él: «¡Abran camino!» Así quedó José al frente de todo el país de Egipto. (Génesis 41, 43)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina