Löydetty 129 Tulokset: saco

  • Estas normas serán como una señal impresa en tu mano, y como un recuerdo pendiente ante tus ojos, que te recuerde cómo Yavé nos sacó de Egipto con mano fuerte. (Exodo 13, 16)

  • Jetró se alegró mucho al oír todos los beneficios que Yavé había hecho a Israel cuando lo sacó del poder de los egipcios. (Exodo 18, 9)

  • «Yo soyYavé, tu Dios, el que te sacó de Egipto, país de la esclavitud. (Exodo 20, 2)

  • Si un hombre ha herido el ojo de su esclavo o esclava, dejándolo tuerto, le dará la libertad a cambio del ojo que le sacó. (Exodo 21, 26)

  • Moisés no bajaba del cerro y le pareció al pueblo un tiempo largo. Se reunieron en torno a Aarón, al que dijeron: «Fabrícanos un Dios que nos lleve adelante, ya que no sabemos qué ha sido de Moisés, que nos sacó de Egipto.» (Exodo 32, 1)

  • Sacó del canastillo de los panes sin levadura que estaba ante Yavé un pan ázimo, una torta de pan amasada en aceite y otra torta, y las puso sobre la grasa y el pernil derecho. (Levítico 8, 26)

  • Quedará impuro cualquier objeto sobre el que caiga uno de sus cadáveres, ya sea un artefacto de madera, o un vestido, una piel, un saco o cualquier utensilio. Será metido en agua y quedará impuro hasta la tarde; después quedará puro. (Levítico 11, 32)

  • Moisés sacó la varilla que estaba ante Yavé tal como se le había ordenado. (Números 20, 9)

  • Entonces clamamos a Yavé y él escuchó nuestro clamor: envió a un ángel que nos sacó de Egipto. Ahora estamos en Cadés, el oasis que colinda con tu país. (Números 20, 16)

  • pero a ustedes los tomó y los sacó del horno que es Egipto, para que fueran su propio pueblo como lo son ahora. (Deuteronomio 4, 20)

  • pues no olvides que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, de la que Yavé, tu Dios, te sacó actuando con mano firme y dando grandes golpes; por eso Yavé, tu Dios, te manda guardar el día sábado. (Deuteronomio 5, 15)

  • no te olvides de Yavé que te sacó de Egipto, donde eras esclavo. (Deuteronomio 6, 12)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina