Löydetty 318 Tulokset: sabiduría divina

  • Hijos míos, guarden mis enseñanzas y háganlas prosperar: si la sabiduría permanece escondida y el tesoro enterrado, ¿para qué sirven? (Sirácides (Eclesiástico) 41, 14)

  • Más vale ocultar su locura que esconder su sabiduría. (Sirácides (Eclesiástico) 41, 15)

  • Dispuso armoniosamente las obras maestras de su sabiduría, tales como han sido siempre y lo serán; no ha recurrido a ningún consejero; nada podría añadírseles o quitárseles. (Sirácides (Eclesiástico) 42, 21)

  • Otros guiaron al pueblo con sus consejos, le enseñaron con sus palabras llenas de sabiduría. (Sirácides (Eclesiástico) 44, 4)

  • Los pueblos cuentan su sabiduría y la asamblea proclama su alabanza. (Sirácides (Eclesiástico) 44, 15)

  • ¡Oh raza de Aarón, que el Señor ponga sabiduría en sus corazones para que gobiernen a su pueblo con rectitud, y así, de generación en generación, no se pierda ni su prosperidad ni su gloria! (Sirácides (Eclesiástico) 45, 26)

  • David tuvo por sucesor a un hijo lleno de sabiduría; gracias a su padre, vivió a sus anchas. (Sirácides (Eclesiástico) 47, 12)

  • Jesús, hijo de Sirac, hijo de Eleazar de Jerusalén, fue quien puso en este libro tanta enseñanza y tanto saber; vertió en él toda la sabiduría que llevaba en su interior. (Sirácides (Eclesiástico) 50, 27)

  • Desde que era joven, antes de todos mis viajes, resueltamente he pedido en mi oración la sabiduría. (Sirácides (Eclesiástico) 51, 13)

  • ¡Acérquense, ustedes que no saben, vengan a pasar un tiempo en la escuela de la sabiduría! (Sirácides (Eclesiástico) 51, 23)

  • ¿Por qué dicen que la sabiduría no es para ustedes, siendo que están sedientos de ella? (Sirácides (Eclesiástico) 51, 24)

  • Sobre él reposará el Espíritu de Yavé, espíritu de sabiduría e inteligencia espíritu de prudencia y valentía, espíritu para conocer a Yavé y para respetarlo, (Isaías 11, 2)


Uma filha espiritual perguntou a Padre Pio: “O Senhor cura tantas pessoas, por que não cura esta sua filha espiritual?” Padre Pio respondeu-lhe em voz baixa: “E não nos oferecemos a Deus?” São Padre Pio de Pietrelcina