Löydetty 373 Tulokset: pueblos cananeos
A estos Doce Jesús los envió a misionar, con las instrucciones siguientes: «No vayan a tierras de paganos, ni entren en pueblos de samaritanos. (Evangelio según San Mateo 10, 5)
Ustedes incluso serán llevados ante gobernantes y reyes por causa mía, y tendrán que dar testimonio ante ellos y los pueblos paganos. (Evangelio según San Mateo 10, 18)
Al conocer esa noticia, Jesús se alejó discretamente de allí en una barca y fue a un lugar despoblado. Pero la gente lo supo y en seguida lo siguieron por tierra desde sus pueblos. (Evangelio según San Mateo 14, 13)
Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, (Evangelio según San Mateo 28, 19)
Jesús se admiraba de cómo se negaban a creer. Jesús recorría todos los pueblos de los alrededores enseñando. (Evangelio según San Marcos 6, 6)
Pero la gente vio cómo se iban, y muchos cayeron en la cuenta; y se dirigieron allá a pie. De todos los pueblos la gente se fue corriendo y llegaron antes que ellos. (Evangelio según San Marcos 6, 33)
despide a la gente para que vayan a las aldeas y a los pueblos más cercanos y se compren algo de comer.» (Evangelio según San Marcos 6, 36)
y en todos los lugares adonde iba, pueblos, ciudades o aldeas, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que les dejara tocar al menos el fleco de su manto. Y todos los que lo tocaban quedaban sanos. (Evangelio según San Marcos 6, 56)
Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» (Evangelio según San Marcos 8, 27)
que has preparado y ofreces a todos los pueblos, (Evangelio según San Lucas 2, 31)
y le dijo: «Te daré poder sobre estos pueblos, y sus riquezas serán tuyas, porque me las han entregado a mí y yo las doy a quien quiero. (Evangelio según San Lucas 4, 6)
Estando Jesús en uno de esos pueblos, se presentó un hombre cubierto de lepra. Apenas vio a Jesús, se postró con la cara en tierra y le suplicó: «Señor, si tú quieres, puedes limpiarme.» (Evangelio según San Lucas 5, 12)