Löydetty 389 Tulokset: piedras grandes
El pueblo fue a Betel y allí se sentaron frente a Yavé hasta la tarde, clamando y llorando con grandes gemidos. (Jueces 21, 2)
y, de la mugre, saca al pobre para que pueda sentarse con los grandes y ocupar un lugar de privilegio. Yavé ha hecho los pilares de la tierra y sobre ellos ha puesto el universo. (1 Samuel 2, 8)
Cuando los filisteos oyeron esa aclamación estruendosa dijeron: «¿Qué significarán esas aclamaciones tan grandes en el campamento de los israelitas?» Luego se enteraron de que el Arca de Yavé había llegado al campamento. (1 Samuel 4, 6)
Hizo grandes hazañas, venció a los amalecitas y libró a Israel de los que lo saqueaban. (1 Samuel 14, 48)
Tomó, en cambio, su bastón, escogió en el río cinco piedras lisas y las colocó en su bolsa de pastor. Luego avanzó hacia el filisteo con la honda en la mano. (1 Samuel 17, 40)
Habló entonces Jonatán a su padre en favor de David y le dijo: «No hagas daño, rey, a tu siervo David, porque él no te ha hecho ningún daño, sino grandes servicios. (1 Samuel 19, 4)
David estaba en grandes apuros, pues su gente estaba muy amargada, cada uno por sus hijos e hijas, y hablaba de apedrearlo. Pero David se reanimó con Yavé, su Dios. (1 Samuel 30, 6)
He estado contigo en todas partes y he destruido ante ti a todos tus enemigos. Pero ahora voy a hacer que tu nombre sea famoso entre los grandes de la tierra. (2 Samuel 7, 9)
¿Existe sobre la tierra un pueblo que sea como tu pueblo Israel, al cual viniste a rescatar para que fuera tu pueblo, y hacerlo famoso, realizando en su favor grandes y terribles cosas, y expulsando delante de él a naciones y dioses? (2 Samuel 7, 23)
Lanzaba piedras a David y a sus oficiales, sin importarle la gente y los guardias que rodeaban al rey. Maldecía al rey en estos términos: (2 Samuel 16, 6)
David y su gente siguieron su camino, mientras Semeí, desde el otro lado de la quebrada, continuaba maldiciéndolo, tirando piedras y levantando polvo. (2 Samuel 16, 13)
En seguida tiraron el cuerpo de Absalón a una gran fosa en el bosque, y amontonaron piedras encima. Entre tanto, todos los israelitas se habían dispersado, yendo cada uno a su lugar. (2 Samuel 18, 17)