Löydetty 35 Tulokset: ofrecido

  • Helí bendecía a Elcaná y a su esposa, diciendo: «Que Yavé te conceda otros hijos de esta tu esposa a cambio del niño que ella ha ofrecido.» Y ellos regresaban a su casa. (1 Samuel 2, 20)

  • Tomen después el Arca de Yavé y pónganla en la carreta. Coloquen a su lado, en un cofre, las figuras de oro que le han ofrecido como reparación. (1 Samuel 6, 8)

  • Solamente el dinero ofrecido por la expiación de los pecados era para los sacerdotes. (2 Reyes 12, 17)

  • Luego de esto, hizo venir a Jerusalén a todos los sacerdotes de las ciudades de Judá y destruyó todos los santuarios de las lomas donde habían ofrecido sacrificios, desde Berseba, en el sur, hasta Guebá, en el norte. Derribó el santuario de las puertas que estaba a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad. Estaba ubicado al lado izquierdo de la puerta de entrada a la ciudad. (2 Reyes 23, 8)

  • Y el pueblo se alegró por estas ofrendas voluntarias; porque de todo corazón lo habían ofrecido espontáneamente a Yavé. También el rey David tuvo una gran alegría. (1 Crónicas 29, 9)

  • Manda tú, pues, mi señor, a tus siervos el trigo y la cebada, el aceite y el vino que has ofrecido. (2 Crónicas 2, 14)

  • Derribaron en su presencia los altares de los baales y las piedras paradas que había sobre ellos, y rompió los troncos sagrados, las imágenes y los ídolos fundidos, reduciéndolos a polvo que esparció sobre las sepulturas de los que les habían ofrecido sacrificios. (2 Crónicas 34, 4)

  • y para llevar allá el oro y la plata que el rey y sus consejeros han ofrecido generosamente al Dios de Israel, cuya Casa está en Jerusalén; (Esdras 7, 15)

  • Se servían las bebidas en copas de oro de diferentes formas y había vino en abundancia, como corresponde a un banquete ofrecido por un rey. (Ester 1, 7)

  • La reina Vasti también había ofrecido a las mujeres un banquete en el palacio real de Asuero. (Ester 1, 9)

  • Mardoqueo lo puso al tanto de lo que ocurría y le habló, en especial, de la cantidad de dinero que Amán había ofrecido al tesoro real para compensar lo que se iba a perder con los judíos. (Ester 4, 7)

  • Su esposa y sus amigos lo aconsejaron entonces: «Manda preparar una horca de unos veinticinco metros de alto y mañana temprano le pides al rey que haga colgar de ella a Mardoqueo. Así podrás ir sin problemas al banquete que te tienen ofrecido.» Le pareció buena la idea a Amán y mandó que levantaran una horca. (Ester 5, 14)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina