Löydetty 101 Tulokset: oídos

  • Subió el rey a la Casa de Yavé con todos los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes y los levitas, y todo el pueblo desde el mayor hasta el menor, y leyó a sus oídos todas las palabras del Libro de la Alianza que había sido encontrado en la Casa de Yavé. (2 Crónicas 34, 30)

  • Estén atentos tus oídos y abiertos tus ojos para escuchar la oración de tu siervo. Estoy ahora en tu presencia día y noche por tus servidores los hijos de Israel. (Nehemías 1, 6)

  • Esdras leyó en el libro, ante todos ellos, desde la mañana hasta el mediodía, en la plaza que está enfrente de la Puerta del Agua; y todos los oídos estaban pendientes del libro de la Ley. (Nehemías 8, 3)

  • Una revelación me hicieron en secreto, y su eco furtivo captaron mis oídos. (Job 4, 12)

  • Sí, todo esto lo han visto mis ojos, y mis oídos lo han escuchado y entendido. (Job 13, 1)

  • Gritos espantosos le resuenan en los oídos. En plena paz sueña con asesinos, (Job 15, 21)

  • Presta oídos a esto, Job: detente y observa las maravillas de Dios. (Job 37, 14)

  • Tú escuchas, Señor, el ruego de los humildes, reconfortas su corazón y están atentos tus oídos (Salmos 10, 17)

  • En mi angustia yo invoqué al Señor, y clamé a mi Dios. Mi clamor llegó hasta sus oídos y desde su Templo oyó mi voz. (Salmos 18, 7)

  • Pero tiene puestos sus ojos en los justos y sus oídos pendientes de sus clamores. (Salmos 34, 16)

  • No quisiste sacrificios ni ofrendas- lo dijiste y penetró en mis oídos- no pediste holocaustos ni víctimas. (Salmos 40, 7)

  • Lo escuchamos, oh Dios, con nuestros oídos y nos lo transmitieron nuestros padres: las hazañas que en su época tú hiciste, con tu propia mano, en otros tiempos. (Salmos 44, 2)


“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina