Löydetty 238 Tulokset: nuestra

  • «Este hombre incita a la gente a que adoren a Dios de una manera que prohibe nuestra Ley.» (Hecho de los Apóstoles 18, 13)

  • Estos hombres que han traído aquí no han profanado el templo, ni han insultado a nuestra diosa. (Hecho de los Apóstoles 19, 37)

  • De Tiro fuimos a Tolemaida, terminando así nuestra travesía. Saludamos a los hermanos y nos quedamos un día con ellos. (Hecho de los Apóstoles 21, 7)

  • Pablo sabía que una parte de ellos eran saduceos y la otra fariseos. Así que declaró en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo e hijo de fariseos. Y ahora me están juzgando a causa de nuestra esperanza, a causa de la resurrección de los muertos.» (Hecho de los Apóstoles 23, 6)

  • Ahora les toca a ustedes, con el Consejo, obtener del comandante que haga bajar de nuevo a Pablo con pretexto de examinar más a fondo su caso. Nosotros, por nuestra parte, estamos preparados para matarlo antes de que llegue.» (Hecho de los Apóstoles 23, 15)

  • Incluso intentaba profanar el Templo cuando lo tomamos preso. Queríamos juzgarlo según nuestra Ley, (Hecho de los Apóstoles 24, 6)

  • Me han visto de tan cerca que, si quisieran, podrían testificar que he vivido como un fariseo en la secta más rigurosa de nuestra religión. (Hecho de los Apóstoles 26, 5)

  • Allí los hermanos salieron a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas, pues ya tenían noticia de nuestra llegada. Pablo al verlos dio gracias a Dios y se llenó de ánimo. (Hecho de los Apóstoles 28, 15)

  • y, al compartir nuestra fe, nos animaremos mutuamente. (Carta a los Romanos 1, 12)

  • Pero si nuestra maldad demuestra que Dios es justo, se podría preguntar: ¿No es Dios injusto al castigarnos? - (Carta a los Romanos 3, 5)

  • ¡Muy bien! Entonces hagamos el mal para que venga el bien. Algunos calumniadores dicen que ésa es nuestra enseñanza, pero tendrán que responder de tales palabras. (Carta a los Romanos 3, 8)

  • sino también a nosotros; se nos tomará en cuenta nuestra fe en Aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús, nuestro Señor. (Carta a los Romanos 4, 24)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina