Löydetty 115 Tulokset: lleno
y que te ha conducido a través de este desierto grande y terrible, lleno de serpientes abrasadoras y escorpiones, tierra árida donde no hay agua. Pero para ti la hizo brotar de una roca dura, (Deuteronomio 8, 15)
Dijo para Neftalí: Neftalí es colmado de favores, lleno de la bendición de Yavé. ¡Extiéndete hacia el sur y hacia el mar! (Deuteronomio 33, 23)
Pero tenían a Josué, hijo de Nun, el cual quedó lleno del espíritu de sabiduría porque Moisés había puesto sus manos sobre él. Los hijos de Israel le obedecieron y actuaron en todo según Yavé había ordenado a Moisés. (Deuteronomio 34, 9)
Luego le pidió a Rut que extendiera su chal y se lo llenó de cebada. Ella se lo echó al hombro y se volvió a la ciudad. (Rut 3, 15)
Samuel dijo al pueblo: «Los he atendido en todo lo que me han pedido, y les he dado un rey. 2Desde ahora en adelante tienen un rey para dirigirlos. Lo que es yo, ya soy viejo, estoy lleno de canas y tengo a mis hijos que me reemplacen junto a ustedes. Los he guiado desde mi juventud hasta el día de hoy. (1 Samuel 12, 1)
Jonatán se levantó de la mesa lleno de furor y no comió nada el segundo día, ya que estaba triste por las palabras que su padre había proferido contra David. (1 Samuel 20, 34)
Cuando los sacerdotes salieron del Lugar Santo, la nube llenó la Casa de Yavé. (1 Reyes 8, 10)
El agua corrió alrededor del altar y hasta la zanja se llenó de agua. (1 Reyes 18, 35)
Oró Eliseo y dijo: «Yavé, abre sus ojos para que vea.» Abrió Yavé los ojos del muchacho y vio el cerro lleno de caballos y carros de fuego en torno a Eliseo. (2 Reyes 6, 17)
Llegaron hasta el Jordán, y todo el camino estaba lleno de vestidos y objetos abandonados los arameos en su huida.Los mensajeros volvieron y se lo dijeron al rey. (2 Reyes 7, 15)
Manasés derramó también sangre inocente, en tal cantidad que llenó a Jerusalén de punta a punta, además de los pecados con que hizo pecar a Judá. (2 Reyes 21, 16)
Saúl dijo a su escudero: «Saca tu espada y traspásame con ella; no sea que vengan esos incircuncisos y se burlen de mí.» Pero el escudero no quiso, pues estaba lleno de temor. Entonces tomó Saúl la espada y se arrojó sobre ella. (1 Crónicas 10, 4)