Löydetty 1108 Tulokset: guerra de david
Yo miré: este cuerno hacía la guerra a los santos y los iba sometiendo, (Daniel 7, 21)
Sus hijos se prepararán para la guerra y reunirán una gran cantidad de tropas. Uno de ellos vendrá como río que se desborda y pasará. Luego se dará vuelta y seguirá combatiendo hasta su fortaleza. (Daniel 11, 10)
Reafirmará sus fuerzas y su valor, marchando contra el rey del sur. Este se preparará a la guerra con un ejército grande y poderoso, pero no podrá resistirle, pues se tramarán conspiraciones en su contra. (Daniel 11, 25)
Pero tendré compasión de la casa de Judá y los salvaré por Yavé su Dios; los salvaré sin usar el arco ni la espada, ni la guerra ni los carros ni los caballos.) (Oseas 1, 7)
Ese día haré un pacto con las fieras salvajes, con las aves de rapiña y las serpientes de la tierra, para que no le hagan daño. Romperé el arco y la espada, alejaré de su tierra la guerra, y haré que la gente duerma segura ahí. (Oseas 2, 20)
Después volverán los hijos de Israel, buscarán a Yavé, su Dios, y a David, su rey. Cuando llegue el momento acudirán llenos de respeto a Yavé para recibir sus beneficios. (Oseas 3, 5)
Publiquen esto entre las naciones, proclamen una guerra santa, despierten a los valientes, avancen y suban todos los hombres de guerra. (Joel 4, 9)
canturrean al son del arpa y, como David, improvisan canciones. (Amós 6, 5)
Escucha esta palabra de Yavé: «Un día, tu esposa se prostituirá en plena calle, tus hijos e hijas morirán en la guerra. Los vencedores se repartirán tus bienes, tú mismo morirás en tierra extranjera e Israel será llevado lejos de su país.» (Amós 7, 17)
Aquel día repararé la choza de David medio caída, taparé sus grietas y levantaré sus ruinas; la volveré a edificar tal como estaba antiguamente. (Amós 9, 11)
Visión de Abdías. Palabra del Señor Yavé sobre Edom: Acabamos de oír un llamado de Yavé, un mensaje que manda a las naciones: «¡En pie de guerra, levántense y ataquemos a Edom!» (Abdías 1, 1)
Pero son ustedes los enemigos de mi pueblo, pues le quitan su manta al hombre bueno y hacen la guerra al que vive tranquilo. (Miqueas 2, 8)