Löydetty 145 Tulokset: fruto del vientre

  • Intervino Jeremías, al que habían maltratado. Fue consagrado como profeta desde el vientre de su madre: tenía que arrancar, destruir y dejar en ruinas, y luego construir y plantar. (Sirácides (Eclesiástico) 49, 7)

  • Digan: «Feliz el justo, pues comerá el fruto de sus obras»; pero: «Pobre del malo, porque le irá mal, y será tratado según las obras de sus manos.» (Isaías 3, 10)

  • Aquel día, el Brote de Yavé será ornamento y gloria de los salvados de Israel; el Fruto de la tierra será su orgullo y esplendor. (Isaías 4, 2)

  • Sus arcos tiran al suelo a los jóvenes, ni siquiera se compadecen del fruto de las entrañas y miran sin lástima a los niños. (Isaías 13, 18)

  • Isaías dijo a Ezequías: «Esto te servirá de señal: Este año se comerá del trigo sembrado, y el año siguiente lo que brote sin sembrar. Pero al tercer año podrán comer y cosechar, plantar viñas y comer su fruto. (Isaías 37, 30)

  • El resto que sobrevivirá del pueblo de Judá, volverá a echar raíces y a dar fruto. (Isaías 37, 31)

  • Que los cielos manden de lo alto, como lluvia, y las nubes descarguen la Justicia. Que se abra la tierra y produzca su fruto, que es la salvación, y al mismo tiempo florezca la justicia, porque soy yo, Yavé, quien lo envió. (Isaías 45, 8)

  • Escúchenme, islas lejanas, pongan atención, pueblos. Yavé me llamó desde el vientre de mi madre, conoció mi nombre desde antes que naciera. (Isaías 49, 1)

  • El dios infame se comió el fruto del trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud, sus ovejas y sus vacas, sus hijos e hijas. (Jeremías 3, 24)

  • Escucha, tierra, mira el castigo que voy a dar a este pueblo como fruto de su rebelión, pues no quisieron hacerme caso cuando les hablaba, y despreciaron mi Ley. (Jeremías 6, 19)

  • Olivo verde, hermoso por su fruto magnífico, éste era el nombre que te había puesto Yavé. Pero con gran estrépito, le prendió fuego a su follaje y se han quemado sus ramas. (Jeremías 11, 16)

  • Yo, Yavé, yo escudriño el corazón y sondeo las entrañas; yo doy a cada cual según su conducta y según el fruto de sus obras. (Jeremías 17, 10)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina