Löydetty 61 Tulokset: dos testigos

  • Todos los que se encontraban allí dijeron: «En efecto, nosotros somos testigos.» Los ancianos, por su parte, agregaron: «¡Que Yavé te conceda que tu mujer sea como Raquel y Lía, las dos que dieron origen a la familia de Israel! ¡Que seas poderoso en Efrata y famoso en Belén! (Rut 4, 11)

  • Entonces Samuel dijo: «Yavé y el rey son ahora testigos de que ustedes no encontraron en mí culpa alguna.» Y ellos contestaron: «Efectivamente, es como tú dices.» (1 Samuel 12, 5)

  • Líbrame del afán de mis contrarios, pues contra mí se levantan falsos testigos que lanzan amenazas. (Salmos 27, 12)

  • Falsos testigos se levantan en mi contra, me interrogan por cosas que yo ignoro; (Salmos 35, 11)

  • y todo el pueblo pasó por allí. Protegido por tu mano, fueron testigos de esos prodigios asombrosos. (Sabiduría 19, 8)

  • Lo harás en presencia de dos testigos fidedignos, el sacerdote Urías y Zacarías, hijo de Iberequías.» (Isaías 8, 2)

  • Que se reúnan todas las naciones y se junten los pueblos. ¿Quién de de ustedes dijo lo que pasaría y anunció lo que ya ocurrió? Que presenten testigos a favor suyo, para que al escuchar digamos: «¡Es cierto!» (Isaías 43, 9)

  • Ustedes son mis testigos, dice Yavé, y son mi servidor, que he elegido; sepánlo, pues, y crean en mí, y comprendan que Yo Soy. Ningún Dios fue formado antes de mí, y ningún otro existirá después. (Isaías 43, 10)

  • Yo soy el que lo ha dicho, y ha acertado; soy yo el que lo había dado a conocer, y no un Dios extraño. Ustedes son mis testigos, y yo soy Dios, dice Yavé. (Isaías 43, 12)

  • No se asusten ni tengan miedo: ¿no es cierto que se lo había anunciado desde hace tiempo? Ustedes ahora son mis testigos: ¿hay acaso otro Dios fuera de mí? ¡No! no existe otra Roca que yo sepa» (Isaías 44, 8)

  • Ahora vengo a reunir a los paganos de todos los pueblos y de todos los idiomas. Y cuando vengan, serán testigos de mi gloria. (Isaías 66, 18)

  • Después hice la escritura de compra y la sellé, busqué unos testigos y pesé la plata en una balanza. (Jeremías 32, 10)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina