Löydetty 310 Tulokset: dijeron

  • Aproximadamente un mes después, Najás, el amonita, le puso sitio a Jabés de Galaad. Y todos los hombres de Jabés dijeron a Najás: «Si llegas a un acuerdo con nosotros te serviremos.» (1 Samuel 11, 1)

  • Y los de Jabés, llenos de alegría con esta noticia, dijeron a los amonitas: «Mañana saldremos y ustedes podrán hacer con nosotros lo que les parezca.» (1 Samuel 11, 10)

  • Pero, cuando vieron que Najás, rey de los amonitas, los atacaba, me dijeron: ¡No!, que reine un rey sobre nosotros, a pesar de que Yavé, su Dios, era rey de ustedes. (1 Samuel 12, 12)

  • Luego que los dos fueron vistos por la guardia de los filisteos, éstos dijeron: «Miren a los hebreos que van saliendo de las cavernas, donde se habían escondido.» (1 Samuel 14, 11)

  • Entonces los servidores de Saúl le dijeron: «Sabemos que un espíritu malo de Dios te atormenta. (1 Samuel 16, 15)

  • Micol, la otra hija de Saúl, se enamoró de David; se lo dijeron a Saúl y le agradó mucho la noticia. (1 Samuel 18, 20)

  • Los servidores de Saúl dijeron esto a David, el cual respondió: «Parece que para ustedes es muy sencillo llegar a ser yerno del rey. Pero ¿se han fijado en que yo soy un hombre pobre y desconocido?» (1 Samuel 18, 23)

  • Al verlo, los servidores de Aquis le dijeron a éste: «Oh rey, ¿no es éste David? ¿No es éste a quien le cantaban en danza: "Saúl mató a mil, David mató a diez mil?" (1 Samuel 21, 12)

  • Pero sus hombres le dijeron: «¡Mira!, aquí en Judá estamos amenazados y en peligro. ¿Qué será si además tenemos líos con los filisteos?» (1 Samuel 23, 3)

  • David y sus hombres estaban sentados en el fondo de la cueva. Estos le dijeron: «Mira. Ha llegado el día que te anunció Yavé cuando te hizo esta promesa: Entregaré a tu enemigo en tus manos y tú lo tratarás como te parezca.» David se levantó, y silenciosamente cortó la punta del manto de Saúl. (1 Samuel 24, 5)

  • Llegaron éstos a Carmelo, a casa de ella, y le dijeron: «David nos envía para proponerte que seas su esposa.» (1 Samuel 25, 40)

  • Los jefes de los filisteos dijeron: «¿Qué hacen aquí estos hebreos?» Aquís les respondió: «Es David, el servidor de Saúl, rey de Israel, que hace ya uno o dos años que está conmigo, y desde el día de su venida hasta hoy no he tenido nada que reprocharle.» (1 Samuel 29, 3)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina