Löydetty 6092 Tulokset: del
Pues mira cómo está la atierra de Caldea, este pueblo ya no existe, Asiria lo ha entregado a las fieras del desierto. Levantaron torres de asalto, demolieron sus castillos, y sólo quedan escombros. (Isaías 23, 13)
Después de los setenta años, Yavé se interesará de nuevo por Tiro, quien volverá a cobrar su salario de prostituta y se entregará a todos los reyes del mundo. (Isaías 23, 17)
La ciudad del libertinaje está en ruinas y las puertas de las casas, cerradas. (Isaías 24, 10)
La gente se queja en las calles porque no hay vino, la alegría ya no se ve y las fiestas han desaparecido del país. (Isaías 24, 11)
Ellos levantan la voz, gritan de alegría; avivan el nombre de Yavé desde la orilla del mar. (Isaías 24, 14)
También alaban a Yavé las islas del mar; ¡Islas del mar, aviven el nombre de Yavé, Dios de Israel! (Isaías 24, 15)
Desde el fin del mundo se escuchan cantos: «Gloria al Justo.» Y pensar que yo decía: ¡Pobre de mí!, ¡pobre de mí!, no hay más que traidores y traición. (Isaías 24, 16)
el que logre salvarse del pánico caerá en la fosa; y el que se libre de la fosa quedará atrapado en la trampa. Las compuertas de lo alto se han abierto y los cimientos de la tierra se han estremecido. (Isaías 24, 18)
o como el ardor del sol en el desierto; pero tú rebajas la arrogancia de los extranjeros como el calor del sol, y haces callar el canto de los tiranos. (Isaías 25, 5)
El doblegó a los que vivían en las alturas, en la ciudadela de la cual nadie podía apoderarse; la derribó, la demolió y la redujo a escombros. (Isaías 26, 5)
El camino del justo es siempre derecho, tú le allanas el camino recto. (Isaías 26, 7)
¡Ah, Yavé!, tú sabes que sólo buscamos el camino de tus preceptos. Tu nombre y tu memoria son el anhelo del alma. (Isaías 26, 8)