Löydetty 87 Tulokset: comida

  • A ese lugar se le dio el nombre de Quibrot-ha-taava, porque allí fueron enterrados los que se habían lanzado como hambrientos sobre la comida. (Números 11, 34)

  • y murmuró contra Dios y Moisés: "¿Por qué nos hicieron subir de Egipto para que muramos en el desierto sin pan y sin agua? ¡Ya estamos aburridos de esta comida sin gracia! (Números 21, 5)

  • Tu cadáver servirá de comida a todas las aves del cielo y a todas las bestias de la tierra, sin que nadie las corra. (Deuteronomio 28, 26)

  • Los israelitas compartieron con ellos su comida sin haber preguntado a Yavé lo que debían hacer. (Josué 9, 14)

  • «Permítenos retenerte y prepararte un cabrito.» Porque Manoaj no sabía que era el Angel de Yavé. Pero él dijo a Manoaj: «Aunque me obligues a quedarme, no probaré tu comida. Pero si quieres sacrificar alguna víctima por el fuego, ofrécesela a Yavé.» (Jueces 13, 16)

  • Les dijo: «Del que come salió la comida, y del fuerte salió la dulzura.» Después de tres días no habían acertado la adivinanza. (Jueces 14, 14)

  • Miqueas le dijo: «Quédate en mi casa y serás para mí un padre y un sacerdote; yo te daré diez monedas de plata al año, el vestido y la comida.» Y entró el levita. (Jueces 17, 10)

  • Pero ahora dígnate obedecer a tu sierva. Permíteme traerte algo de comida para que recuperes tus fuerzas y prosigas tu camino.» (1 Samuel 28, 22)

  • «Levántate, anda a Sarepta, pueblo que pertenece a los sidonios, y permanece allí, porque he ordenado a una viuda que te dé comida.» (1 Reyes 17, 9)

  • Ella se fue e hizo lo que Elías le había dicho, y tuvieron comida, ella, Elías y el hijo. (1 Reyes 17, 15)

  • Se levantó, pues, para comer y beber, y con la fuerza que le dio aquella comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al cerro de Dios, el Horeb. (1 Reyes 19, 8)

  • Entonces el rey les sirvió una gran comida; comieron y bebieron. Luego los despidió para que volvieran donde su señor. A partir de ese día las tropas de Aram no volvieron más a invadir los territorios de Israel. (2 Reyes 6, 23)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina