Löydetty 431 Tulokset: aquel

  • Cuando vayas a la guerra contra tus enemigos y veas caballos, carros y un ejército más numeroso que el tuyo, no les tengas miedo, porque está contigo Yavé, tu Dios, aquel que te sacó de Egipto. (Deuteronomio 20, 1)

  • Aquel día Moisés dio esta orden al pueblo: (Deuteronomio 27, 11)

  • Maldito aquel que desprecia a su padre o a su madre. Y responderá todo el pueblo: ¡Amén! (Deuteronomio 27, 16)

  • Maldito aquel que mata a traición a su prójimo. Todo el pueblo dirá: ¡Amén! (Deuteronomio 27, 24)

  • Aquel día me enojaré contra ellos, los abandonaré y les ocultaré mi rostro; entonces no les quedará más que ser devorados, y los alcanzarán muchos males y adversidades. Aquel día dirán: ¿No me habrán llegado estos males porque mi Dios ya no está en medio de nosotros? (Deuteronomio 31, 17)

  • Pero yo ocultaré mi rostro aquel día a causa de todo el mal que habrán hecho yéndose detrás de otros dioses. (Deuteronomio 31, 18)

  • Moisés, pues, escribió aquel día este cántico y se lo enseñó a los hijos de Israel. (Deuteronomio 31, 22)

  • Yavé habló a Moisés en aquel mismo día y le dijo: (Deuteronomio 32, 48)

  • las aguas que venían de arriba se cortaron. Se detuvieron las aguas, formando como una represa, muy lejos de aquel lugar, junto a Adam, la ciudad vecina de Sartán. Las aguas que bajaban al mar Muerto fueron bajando hasta detenerse, y así el pueblo pudo atravesar frente a Jericó. (Josué 3, 16)

  • Aquel día Yavé hizo a Josué famoso delante de todo Israel y, en adelante, durante toda su vida, lo respetaron como habían respetado a Moisés. (Josué 4, 14)

  • Por aquel tiempo Yavé dijo a Josué: «Fabrica unos cuchillos de pedernal y celebra de nuevo una circuncisión para los hijos de Israel.» (Josué 5, 2)

  • «Hoy he quitado de encima de ustedes la vergüenza de Egipto.» Por eso aquel lugar se llama Guilgal hasta el día de hoy. (Josué 5, 9)


“O Santo Sacrifício da Missa é o sufrágio mais eficaz, que ultrapassa todas as orações, as boas obras e as penitências. Infalivelmente produz seu efeito para vantagem das almas por sua virtude própria e imediata.” São Padre Pio de Pietrelcina