Löydetty 276 Tulokset: amor sacrificado
«Yavé, Dios de Israel, no hay Dios como tú en el cielo ni en la tierra; tú que guardas tu alianza y tu amor a tus siervos que te sirven con todo su corazón; (2 Crónicas 6, 14)
Entonces todos los hijos de Israel, viendo descender el fuego y la Gloria de Yavé sobre la Casa, se postraron sobre el pavimento, adoraron y alabaron a Yavé: «Porque es bueno, porque es eterno su amor.» (2 Crónicas 7, 3)
Los sacerdotes estaban de pie en sus puestos, lo mismo que los levitas, con los instrumentos que el rey David hizo para celebrar a Yavé, «porque es eterno su amor». Por medio de sus manos, Salomón celebraba a Yavé en tanto que los sacerdotes estaban delante de ellos tocando las trompetas, y todo Israel se mantenía de pie. (2 Crónicas 7, 6)
Después, habiendo conversado con el pueblo, dispuso a los cantores de Yavé y a los salmistas que marcharían al frente de las tropas vestidos de ornamentos sagrados: «Alaben a Yavé porque es eterno su amor.» (2 Crónicas 20, 21)
Cantando y alabando, daban gracias a Yavé: «Porque es bueno, porque es eterno su amor para Israel.» Todo el pueblo lanzaba gritos con grandes clamores, alabando a Yavé porque se ponían los cimientos de la Casa de Yavé. (Esdras 3, 11)
Ahora, pues, oh Dios nuestro, Dios grande, poderoso y temible, que mantienes tu alianza y tu amor, toma en cuenta la miseria que ha caído sobre nosotros, sobre nuestros reyes y príncipes, nuestros sacerdotes y profetas, sobre nuestros padres y sobre todo tu pueblo desde los tiempos de los reyes de Asiria hasta el día de hoy. (Nehemías 9, 32)
Que haga de ti de alegría a todos los desterrados y muestre su amor a todo miserable por todos los siglos de los siglos. (Tobías 13, 12)
Ignora a sus pichones como si no fueran suyos, no le importa haberse sacrificado paara nada. (Job 39, 16)
y reconforta mi alma. Por el camino del bueno me dirige, por amor de su nombre. (Salmos 23, 3)
No recuerdes las faltas ni los extravíos de mi juventud; pero acuérdate de mí según tu amor. (Salmos 25, 7)
Amor y lealtad son todos sus caminos, para el que guarda su alianza y sus mandatos. (Salmos 25, 10)
Tu amor lo tengo ante mis ojos y tomo en cuenta tu fidelidad. (Salmos 26, 3)