Löydetty 2616 Tulokset: ala

  • ¡Yavé, mi fortaleza!, a él le cantaré, él fue mi salvación, él es mi Dios y lo alabaré, el Dios de mi padre, lo ensalzaré. (Exodo 15, 2)

  • Y Miriam les entonaba las palabras: «Cantemos a Yavé, que se hizo famoso; arrojó en el mar al caballo y su jinete.» (Exodo 15, 21)

  • Les decían: «¡Ojalá Yavé nos hubiera hecho morir en Egipto! Allí nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan en abundancia. Ustedes, en cambio, nos han traído a este desierto en que todo ese gentío morirá de hambre.» (Exodo 16, 3)

  • Ustedes han visto cómo he tratado a los egipcios y que a ustedes los he llevado sobre las alas del águila para traerlos hacia mí. (Exodo 19, 4)

  • Señala al pueblo un límite alrededor del monte, y diles que no traten de subir al monte o de alcanzarlo. Todo aquel que traspase el límite deberá morir. (Exodo 19, 12)

  • Entonces Dios dijo todas estas palabras: (Exodo 20, 1)

  • Si causó la muerte del otro sin intención de matarlo, solamente porque Yavé dispuso así el accidente, tendrá que refugiarse en el lugar que yo te señalaré. (Exodo 21, 13)

  • Moisés bajó del monte y contó al pueblo todas estas palabras de Yavé y todas sus leyes. Contestaron de una sola voz: «Nosotros cumpliremos con todo lo que Yavé ha dicho.» (Exodo 24, 3)

  • Y Moisés escribió todas las palabras de Yavé.Al despuntar el día, Moisés levantó un altar al pie del monte y, al lado del altar, doce piedras por las doce tribus de Israel. (Exodo 24, 4)

  • Los querubines extenderán sus alas hacia arriba y sus alas cubrirán el Lugar del Perdón. Estarán de frente el uno al otro y sus caras mirarán hacia el Lugar del Perdón. Lo pondrás sobre el Arca, (Exodo 25, 20)

  • Moisés suplicó a Yavé, su Dios, con estas palabras: «Oh Yavé, ¿cómo podrías enojarte con tu pueblo, después de todos los prodigios que hiciste para sacarlo de Egipto? (Exodo 32, 11)

  • ¿O quieres que los egipcios digan: "Yavé los ha sacado con mala intención, para matarlos en los cerros y suprimirlos de la tierra"? Aplaca tu ira y renuncia a castigar a tu pueblo. (Exodo 32, 12)


“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina