Löydetty 2616 Tulokset: ala

  • y Yavé le dijo a Moisés: "Hazte una serpiente-ardiente y colócala en un poste. El que haya sido mordido, al verla, sanará". (Números 21, 8)

  • Israel se apoderó de todas sus ciudades, los Israelitas se instalaron en todas las ciudades de los amoritas, en Jesbón y en sus alrededores. (Números 21, 25)

  • Efectivamente los Israelitas lo masacraron junto con sus hijos y todo su pueblo, a tal punto que nadie quedó con vida, y se instalaron en su territorio. (Números 21, 35)

  • Balac, hijo de Sipor, se enteró de todo lo que Israel les había hecho a los amoritas. (Números 22, 2)

  • Los moabitas dijeron entonces a los ancianos de Madián: "¡Esa muchedumbre va a devorar toda la región, como el buey se come la hierba del campo!" En ese entonces era rey de Moab Balac, hijo de Sipor. (Números 22, 4)

  • Mandó buscar a Balaam, hijo de Ber, a Petor junto al río, en el territorio de los amonitas. Lo invitó a venir diciéndole: "Un pueblo que salió de Egipto acaba de extenderse por toda la región y se estableció frente a mí. (Números 22, 5)

  • Los ancianos de Moab partieron pues junto con los de Madián, con las manos llenas de regalos para el adivino, y llegaron a la casa de Balaam. Cuando le transmitieron las palabras de Balac, (Números 22, 7)

  • Balaam les dijo: "Alójense en mi casa por esta noche, y les responderé según lo que me diga Yavé". Los jefes de Moab se quedaron pues en casa de Balaam. (Números 22, 8)

  • Dios visitó a Balaam y le dijo: "¿Quiénes son esos hombres que están en tu casa?" (Números 22, 9)

  • Balaam le respondió a Dios: "Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, me manda este recado: (Números 22, 10)

  • Pero Dios dijo a Balaam: "No irás con ellos ni maldecirás a ese pueblo, porque está bendito". (Números 22, 12)

  • Balaam se levantó muy de madrugada y les dijo a los jefes enviados por Balac: "Regresen a su país, porque Yavé no quiso que fuera con ustedes". (Números 22, 13)


“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina