Löydetty 52 Tulokset: adversarios

  • Pero Yavé lanza contra este pueblo a sus enemigos, azuza a sus adversarios: (Isaías 9, 12)

  • Todos los que se lanzan contra ti serán avergonzados y humillados; tus adversarios serán reducidos a la nada y perecerán. (Isaías 41, 11)

  • A cada uno le va a dar su merecido: enojo para sus adversarios y castigo para sus enemigos. (Isaías 59, 18)

  • Atiéndeme, Yavé, mira lo que dicen mis adversarios. (Jeremías 18, 19)

  • Yo oía a mis adversarios que decían contra mí: «¿Cuándo, por fin, lo denunciarán?» Ahora me observan los que antes me saludaban, esperando que yo tropiece para desquitarse de mí. (Jeremías 20, 10)

  • Entregaré también a Sedecías, rey de Judá, y a sus oficiales en manos de sus adversarios, o sea, al ejército del rey de Babilonia que acaba de retirarse. (Jeremías 34, 21)

  • Sus adversarios la vencieron y ahora se sienten felices, pues Yavé la castigó por sus muchos pecados; sus niños marcharon al destierro empujados por el enemigo. (Lamentaciones 1, 5)

  • Sión tiende sus manos, y no hay quien la consuele. Yavé mandó contra Jacob adversarios de todas partes; Jerusalén se ha hecho ejemplo de horror para ellos. (Lamentaciones 1, 17)

  • Yavé cumplió lo que tenía resuelto, cumplió su palabra, lo que había decretado desde antiguo; destruyó sin compasión; hizo alegrarse por tu destino al enemigo, fortaleció el poder de tus adversarios. (Lamentaciones 2, 17)

  • Nunca creyeron los reyes de la tierra, ni cuantos viven en el mundo, que adversarios y enemigos entrarían por las puertas de Jerusalén. (Lamentaciones 4, 12)

  • Entonces, Daniel, por sobrenombre Beltsasar, quedó un instante aturdido y pareció muy turbado. El rey tomó la palabra y dijo: «Beltsasar, ¿qué hay en ese sueño o en su interpretación que te turbe tanto?» Respondió Beltsasar: «Señor mío, ¡ojalá que este sueño sea para tus enemigos y su contenido se refiera a tus adversarios (Daniel 4, 16)

  • Yavé, ¡que tu mano quiebre a tus adversarios, y perezcan todos tus enemigos! (Miqueas 5, 8)


“Quando o dia seguinte chegar, ele também será chamado de hoje e, então, você pensará nele. Tenha sempre muita confiança na Divina Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina