Löydetty 53 Tulokset: Temas
Pero nunca temas dar. Así te prepararás un tesoro para el día de la necesidad, (Tobías 4, 9)
El ángel respondió: «Lo acompañaré. No temas; sanos partimos y sanos regresaremos, pues el camino es seguro.» Tobit ordenó a su hijo: «Prepara las cosas para el viaje. ¡Ojalá les vaya bien por el camino!» Cuando el hijo tuvo preparadas sus cosas, el padre le dijo: «Que Dios del Cielo los proteja; que su ángel los acompañe en el camino, para que vuelvan sanos a mí.» (Tobías 5, 17)
Y tú, cuando vayas a unirte a ella, rueguen al Dios misericordioso, que se compadecerá y los salvará. No temas, Dios te la destinó desde siempre. Tú la salvarás, ella irá contigo y te dará hijos.» (Tobías 6, 18)
«Dime, reina Ester, ¿qué es lo que deseas para que te lo conceda? ¡No temas decírmelo, pues aunque sea la mitad de mi reino, te la daré!» (Ester 7, 2)
No temas cuando el hombre se enriquece, cuando aumenta la fama de su casa. (Salmos 49, 17)
No temas a ese verdugo, sino que, haciéndote digno de tus hermanos, recibe la muerte para que vuelva yo a encontrarte con tus hermanos en el tiempo de la misericordia.» (2 Macabeos 7, 29)
Si has hablado duramente, no temas: es posible la reconciliación. Pero si se trata de ultrajes, de desprecios, de un secreto traicionado o de un golpe traicionero, cualquier amigo se irá. (Sirácides (Eclesiástico) 22, 22)
No temas la sentencia de la muerte, acuérdate de los que te precedieron y de los que te seguirán. (Sirácides (Eclesiástico) 41, 3)
No temas, pues yo estoy contigo; no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido. (Isaías 41, 10)
Yo, Yavé, soy tu Dios; te tomo de la mano y te digo: No temas, que yo vengo a ayudarte. (Isaías 41, 13)
No temas, raza de Jacob, más indefensa que un gusano. Yo soy tu socorro, dice Yavé, el Santo de Israel es el que te rescata. (Isaías 41, 14)
Y ahora, así te habla Yavé, que te ha creado, Jacob, o que te ha formado, Israel. No temas, porque yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre, tú eres mío. (Isaías 43, 1)