Löydetty 339 Tulokset: Profeta Elias

  • Por Yavé, tu Dios, que no hay nación ni reino donde no haya mandado a buscarte, y cuando decían: «Elías no está aquí», les hacía jurar que no te habían encontrado. (1 Reyes 18, 10)

  • Respondió Elías: «Por Yavé Sabaot, a quien sirvo, hoy mismo yo me presentaré a él.» (1 Reyes 18, 15)

  • Abdías, pues, fue a transmitir este recado a Ajab, el cual volvió para ver a Elías. (1 Reyes 18, 16)

  • Cuando Ajab vio a Elías, le dijo: «Ahí vienes, ¡peste de Israel!» (1 Reyes 18, 17)

  • Contestó Elías: «No soy yo la peste de Israel, sino tú y tu familia, que han abandonado los mandamientos de Yavé para servir a Baal. (1 Reyes 18, 18)

  • Entonces Elías se dirigió a todo el pueblo: «¿Hasta cuándo van a danzar de un pie en el otro? Si Yavé es Dios, síganlo; si lo es Baal, síganlo a él.» El pueblo quedó callado. (1 Reyes 18, 21)

  • Entonces Elías les dijo: «Yo solo he quedado de los profetas de Yavé. En cambio los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. (1 Reyes 18, 22)

  • Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: «Elíjanse un novillo y prepárenlo primero ustedes, ya que son más numerosos, e invoquen el nombre de su dios.» (1 Reyes 18, 25)

  • Cuando llegó el mediodía, Elías empezó a burlarse de ellos, diciendo: «Griten más fuerte, cierto que Baal es Dios, pero debe estar ocupado, debe andar de viaje, tal vez está durmiendo y tendrá que despertarse.» (1 Reyes 18, 27)

  • Entonces Elías dijo a todo el pueblo: «Acérquense a mí.» Todos se acercaron a él. Arregló el altar de Yavé, que había sido destruido, (1 Reyes 18, 30)

  • Ordenó entonces: «Lleven cuatro cántaros de agua y échenla sobre la víctima y sobre la leña.» La echaron y Elías dijo: «Otra vez.» Y tres veces hicieron lo mismo. (1 Reyes 18, 34)

  • A la hora en que se hacen los sacrificios, la tarde, se acercó el profeta Elías y oró así: «Yavé, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que se sepa hoy que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu servidor y que por orden tuya he hecho todas estas cosas. (1 Reyes 18, 36)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina