Löydetty 135 Tulokset: Persona
Esto vale para toda persona que amontona para sí misma, en vez de acumular para Dios.» (Evangelio según San Lucas 12, 21)
y el que los invitó a los dos venga y te diga: Deja tu lugar a esta persona. Y con gran vergüenza tendrás que ir a ocupar el último lugar. (Evangelio según San Lucas 14, 9)
«Si alguno quiere venir a mí y no se desprende de su padre y madre, de su mujer e hijos, de sus hermanos y hermanas, e incluso de su propia persona, no puede ser discípulo mío. (Evangelio según San Lucas 14, 26)
Pues les aseguro que tiene que cumplirse en mi persona lo que dice la Escritura: Ha sido contado entre los delincuentes. Ahora bien, todo lo que se refiere a mí está llegando a su fin.» (Evangelio según San Lucas 22, 37)
Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, (Evangelio según San Lucas 24, 15)
y no necesitaba pruebas sobre nadie, porque él conocía lo que había en la persona. (Evangelio según San Juan 2, 24)
Sí, ésta es la decisión de mi Padre: toda persona que al contemplar al Hijo crea en él, tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.» (Evangelio según San Juan 6, 40)
Está escrito en los Profetas: Serán todos enseñados por Dios, y es así como viene a mí toda persona que ha escuchado al Padre y ha recibido su enseñanza. (Evangelio según San Juan 6, 45)
Corrían muchos comentarios sobre él entre la gente. Unos decían: «Es muy buena persona.» Otros replicaban: «En absoluto, ése está engañando al pueblo.» (Evangelio según San Juan 7, 12)
Pero prohibámosles que hablen más de ese Nombre ante ninguna persona, no sea que esto se extienda entre el pueblo.» (Hecho de los Apóstoles 4, 17)
Entonces se levantó uno de ellos, un fariseo llamado Gamaliel, que era doctor de la Ley y persona muy estimada por todo el pueblo. Mandó que hicieran salir a aquellos hombres durante unos minutos, (Hecho de los Apóstoles 5, 34)
Los hombres, asimismo, dejan la relación natural con la mujer y se apasionan los unos por los otros; practican torpezas varones con varones, y así reciben en su propia persona el castigo merecido por su aberración. (Carta a los Romanos 1, 27)