Löydetty 447 Tulokset: Ofrendas del Templo
y llevaron allí constantemente las ofrendas reservadas, los diezmos y las cosas sagradas. El levita Gonanías fue nombrado intendente, y Simí, hermano suyo, era el segundo. (2 Crónicas 31, 12)
El levita Coré, hijo de Jimná, portero de la puerta oriental, estaba encargado de las ofrendas voluntarias hechas a Dios y debía repartir las ofrendas reservadas a Yavé y las cosas sacratísimas. (2 Crónicas 31, 14)
Muchos trajeron entonces ofrendas a Yavé, a Jerusalén, y presentes a Ezequías, rey de Judá; el cual desde aquel entonces adquirió gran prestigio a los ojos de todas las naciones. (2 Crónicas 32, 23)
También sus jefes reservaron ofrendas voluntarias para el pueblo, los sacerdotes y los levitas. Los intendentes de la Casa de Dios, Helquías, Zacarías y Jejiel, dieron a los sacerdotes dos mil seiscientas ovejas y trescientos bueyes; (2 Crónicas 35, 8)
En todo lugar donde vivan restos del pueblo de Yavé, que las gentes del lugar los ayuden para su viaje con plata, oro y toda clase de cosas y ganados. Que les entreguen, además, ofrendas voluntarias para la Casa de Yavé, que está en Jerusalén.» (Esdras 1, 4)
Y todos los vecinos les dieron toda clase de ayuda: oro, plata, ganado y objetos preciosos en gran cantidad, además de toda clase de ofrendas voluntarias. (Esdras 1, 6)
hicieron ofrendas voluntarias para la Casa de Dios, para que fuera reedificada en el mismo lugar en que había estado. (Esdras 2, 68)
Empezaron a ofrecer las víctimas consumidas por el fuego desde el día primero del mes séptimo, cuando aún no se habían puesto los cimientos del Templo de Yavé. (Esdras 3, 6)
Entonces Zorobabel hijo de Sealtiel y Josué hijo de Yosadac se decidieron a reiniciar la construcción del Templo de Dios en Jerusalén; los profetas de Dios estaban con ellos y los apoyaban. (Esdras 5, 2)
Fueron a verlos entonces Tatenay, gobernador de la provincia al otro lado del Río, Setar- Boznay y sus colegas. Les preguntaron: "¿Quién les dio permiso para reconstruir ese templo y poner esos tijerales? (Esdras 5, 3)
Sin embargo, el año primero de Ciro, rey de Babilonia, éste dio un decreto para que esta Casa de Dios fuera reconstruida. Los vasos de oro y de plata de la Casa de Dios, que Nabucodonosor había quitado al templo de Jerusalén y transportado al templo de Babilonia, (Esdras 5, 13)
diciéndole: Toma estos vasos y ve a llevarlos al templo de Jerusalén y que la Casa de Dios sea reconstruida en el mismo lugar. (Esdras 5, 15)