Löydetty 565 Tulokset: Muerte de Agag
la codicia concibe y da a luz el pecado; el pecado crece y, al final, engendra la muerte. (Carta de Santiago 1, 15)
sepan que el que aparta a un pecador de su mal camino, salva un alma de la muerte y hace olvidar muchos pecados. (Carta de Santiago 5, 20)
Pues Cristo quiso morir por el pecado y para llevarnos a Dios, siendo esta la muerte del justo por los injustos. Murió por ser carne, y luego resucitó por el Espíritu. (1º Carta de Pedro 3, 18)
Pues no sin razón el Evangelio ha sido anunciado a muchos que han muerto; si bien en cuanto seres humanos han recibido la sentencia de muerte, a través del Espíritu viven para Dios. (1º Carta de Pedro 4, 6)
Quiero recordarles algo que ya saben, y es que el Señor, después de liberar a su pueblo del país de Egipto, intervino por segunda vez para entregar a la muerte a los que no creyeron. (2º Carta de Pedro 3, 5)
pues el amor a nuestros hermanos es para nosotros el signo de que hemos pasado de la muerte a la vida. (1º Carta de Juan 3, 14)
El que no ama está en un estado de muerte. El que odia a su hermano es un asesino, y, como saben, ningún asesino tiene la vida eterna. (1º Carta de Juan 3, 15)
Si alguno ve a su hermano en el pecado, -un pecado que no ha traído la muerte-, ore por él y Dios le dará vida. (Hablo de esos pecadores cuyo pecado no es para la muerte). Porque también hay un pecado que lleva a la muerte, y no pido oraciones en este caso. (1º Carta de Juan 5, 16)
Toda maldad es pecado, pero no es necesariamente pecado que lleva a la muerte. (1º Carta de Juan 5, 17)
Ya que ustedes han conocido todo una vez, quiero recordarles que el Señor salvó a su pueblo del país de Egipto; y después dio muerte a los de entre ellos fueron incrédulos. (Carta de Judas 1, 5)
Miren, viene entre nubes; lo verán todos, incluso los que lo hirieron, y llorarán por su muerte todas las naciones de la tierra. Sí, así será. (Apocalipsis 1, 7)
el que vive. Estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la Muerte y de su reino. (Apocalipsis 1, 18)