Löydetty 138 Tulokset: Mandado
¿Quién ha mandado desde el Oriente a aquel que se topa con la victoria a cada paso? ¿Quién le entrega las naciones y le somete los reyes? Su espada los convierte en polvo y las flechas de su arco los dispersan como paja. (Isaías 41, 2)
Así habla Yavé, su Salvador, el Santo de Israel: Por ustedes he mandado gente a Babel hice que rompieran todas sus trancas: ¡Lloren en sus barcos, caldeos! (Isaías 43, 14)
Mi justicia está por llegar; ya he mandado mi salvación y aquí vengo yo para gobernar a los pueblos. Las islas también esperan en mí y cuentan con mi intervención. (Isaías 51, 5)
Desde el día en que saqué a sus padres de Egipto hasta el día de hoy les he mandado continuamente a mis servidores, los profetas. (Jeremías 7, 25)
Por consiguiente, así habla Yavé: Estos profetas, que profetizan en mi nombre, siendo que yo no los he mandado, y que declaran que en este país no habrá ni espada ni hambre; estos profetas morirán, justamente, por espada y por hambre. (Jeremías 14, 15)
Voy a castigar los profetas de sueños mentirosos que son buenos para contarlos y que desorientan a mi pueblo con sus embustes y extravagancias. Yo no los he enviado ni les mandado órdenes, y no sirven para nada a este pueblo, dice Yavé. (Jeremías 23, 32)
Además, Yavé, sin cesar,) les ha mandado a sus servidores los profetas, pero ustedes ni los oyeron ni les hicieron caso. (Jeremías 25, 4)
Por eso, un profeta que anuncia la paz no será reconocido como verdadero profeta, mandado por Yavé, mientras no se realice lo que él anunció.» (Jeremías 28, 9)
Porque sin que yo los haya mandado se aprovechan de mi nombre para profetizar mentiras, dice Yavé. Respecto al que ocupa el trono de David y a toda la población de esta ciudad, hermanos de ustedes, que no los acompañaron en el destierro, (Jeremías 29, 9)
Porque hicieron algo que es una infamia en Israel, a saber, cometieron adulterio con las mujeres de sus compañeros y anduvieron diciendo en mi nombre cosas que yo no les había mandado, dice Yavé.» Yo, sin embargo, lo sé y soy testigo, palabra de Yavé. (Jeremías 29, 23)
donde lo había mandado encerrar el rey Sedecías, con esta acusación: «¿Por qué andas diciendo en nombre de Yavé: Yo pondré esta ciudad en manos del rey de Babilonia, quien la tomará; (Jeremías 32, 3)
Les he mandado, repetidas veces, a todos mis servidores los profetas, con este aviso: Dejen el mal camino que llevan, mejoren de conducta, no anden tras otros dioses para adorarlos, y sólo entonces podrán quedarse en la tierra que les di a ustedes y a sus padres. Pero ustedes no me han oído ni me han hecho caso. (Jeremías 35, 15)