Löydetty 266 Tulokset: Justo

  • Por el honor de tu nombre, Señor, haz que yo viva, tú que eres justo, sácame del aprieto. (Salmos 143, 11)

  • Justo es el Señor en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras. (Salmos 145, 17)

  • Acuérdense de Abraham, que se mostró fiel en la hora de la prueba y, por eso, Dios lo consideró justo. (1 Macabeos 2, 52)

  • Por nuestra parte, en todas circunstancias y constantemente, en días señalados, nos acordamos de ustedes, tanto en los sacrificios que ofrecemos como en las oraciones, porque es justo y conveniente recordar a los hermanos. (1 Macabeos 12, 11)

  • La oración era la siguiente: «Señor, Señor Dios, creador de todo, temible y fuerte, justo y misericordioso, tú, rey único y bueno, (2 Macabeos 1, 24)

  • tú, solo generoso, solo justo, todopoderoso y eterno, que salvas a Israel de todo mal, que elegiste a nuestros padres y los santificaste, (2 Macabeos 1, 25)

  • Esto era totalmente justo para quien había torturado de igual manera a otros con un sinnúmero de suplicios nuevos. Pero no por eso se puso menos arrogante. (2 Macabeos 9, 6)

  • Ni él mismo podía soportar su fetidez. Decía: «Es justo someterse a Dios. El mortal no debe igualarse a él.» (2 Macabeos 9, 12)

  • Todavía más; como ni aun así disminuían sus dolores, porque había caído sobre él el justo juicio de Dios, desesperado por su salud, escribió a los judíos esta carta suplicante, diciéndoles: (2 Macabeos 9, 18)

  • Cuando Judas Macabeo se enteró de la crueldad cometida con sus compatriotas, se lo comunicó a sus hombres; y después de invocar a Dios, justo juez, (2 Macabeos 12, 5)

  • Todos se admiraron de la intervención del Señor, justo juez que saca a luz las acciones más secretas, (2 Macabeos 12, 41)

  • Entonces comprenderás lo que es justo y honrado, lo que es recto y conduce a la felicidad. (Proverbios 2, 9)


“Reze pelos infiéis, pelos fervorosos, pelo Papa e por todas as necessidades espirituais e temporais da Santa Igreja, nossa terna mãe. E faça uma oração especial por todos os que trabalham para a salvação das almas e para a glória do nosso Pai celeste.” São Padre Pio de Pietrelcina