Löydetty 1841 Tulokset: Hijo de Adán
Dios sabe que los recuerdo constantemente en mis oraciones, mientras le rindo ese culto espiritual que es trabajar por la Buena Nueva de su Hijo. (Carta a los Romanos 1, 9)
Cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo; con mucha más razón ahora su vida será nuestra plenitud. (Carta a los Romanos 5, 10)
Por eso, desde Adán hasta Moisés, la muerte tuvo poder, incluso sobre aquellos que no desobedecían abiertamente como en el caso de Adán. Pero otro Adán superior a éste había de venir. (Carta a los Romanos 5, 14)
Esto no lo podía hacer la Ley, por cuanto la carne era débil y no le respondía. Dios entonces quiso que su propio Hijo llevara esa carne pecadora; lo envió para enfrentar al pecado, y condenó el pecado en esa carne. (Carta a los Romanos 8, 3)
A los que de antemano conoció, también los predestinó a ser como su Hijo y semejantes a él, a fin de que sea el primogénito en medio de numerosos hermanos. (Carta a los Romanos 8, 29)
Si ni siquiera perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos va a dar con él todo lo demás? (Carta a los Romanos 8, 32)
O sea, que no basta ser hijo suyo según la carne para ser hijo de Dios; la verdadera descendencia de Abrahán son los hijos que le han nacido a raíz de la promesa de Dios. (Carta a los Romanos 9, 8)
Y la promesa es ésta: Por este tiempo volveré y Sara tendrá ya un hijo. (Carta a los Romanos 9, 9)
Dios es fiel, el que los ha llamado a esta comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. (1º Carta a los Corintios 1, 9)
Con este fin les envío a Timoteo, mi querido hijo, hombre digno de confianza en el Señor. El les recordará mis normas de vida cristiana, las mismas que enseño por todas partes y en todas las Iglesias. (1º Carta a los Corintios 4, 17)
Todos mueren por estar incluidos en Adán, y todos también recibirán la vida en Cristo. (1º Carta a los Corintios 15, 22)
Y cuando el universo le quede sometido, el Hijo se someterá a Aquel que le sometió todas las cosas, para que en adelante, Dios sea todo en todos. (1º Carta a los Corintios 15, 28)