Löydetty 14 Tulokset: Guejazí
Luego dijo a Guejazí, su muchacho: «Llama a la dueña de la casa.» Vino ella a la llamada y se detuvo ante Eliseo, (2 Reyes 4, 12)
Eliseo dijo entonces a Guejazí: «¿Qué podemos hacer por ella?» Respondió el muchacho: «Ella no tiene hijos y su marido ya es viejo.» (2 Reyes 4, 14)
Llegó hasta el hombre de Dios y se abrazó a sus pies. Entonces se acercó Guejazí para separarla, pero el hombre de Dios le dijo: «Déjala, porque su alma está amargada y Yavé no me lo hizo saber ni me ha revelado el motivo de su pena.» (2 Reyes 4, 27)
Eliseo dijo a Guejazí: «Prepárate, toma mi bastón y vete. Si te encuentras con alguien, no te detengas a saludarlo, y si alguien te saluda, no le respondas. Y apenas llegues pondrás mi bastón sobre la cara del niño.» (2 Reyes 4, 29)
Guejazí había ido adelante y había puesto sobre la cara del niño el bastón, pero el niño no dio señales de vida, de modo que volvió donde ellos y dijo: «El niño no se despierta.» (2 Reyes 4, 31)
Eliseo entonces llamó a Guejazí y le dijo: «Llama a la dama.» Y, cuando llegó, Eliseo le dijo: «Toma tu hijo.» (2 Reyes 4, 36)
Cuando Naamán estaba ya a cierta distancia, Guejazí, el muchacho de Eliseo, se dijo: «¡Pensar que mi señor no tomó los regalos que le trajo ese arameo! ¡Por Yavé, que correré tras él y recuperaré algo de esto!» (2 Reyes 5, 20)
Guejazí partió tras Naamán. Este vio que corría tras él, y saltó de su carro para saludarlo. Guejazí le dijo: (2 Reyes 5, 21)
Naamán le dijo: «Dígnate aceptar dos talentos de plata.» Insistió en que los aceptara y metió dos talentos de plata con dos trajes nuevos en dos sacos y se los entregó a dos de sus criados, que los llevaron delante de Guejazí. (2 Reyes 5, 23)
Cuando llegaron a Ofel, Guejazí se los quitó y los puso en su casa. Luego despidió a los dos servidores de Naamán, que se fueron. (2 Reyes 5, 24)
Cuando se presentó a su señor Eliseo, éste le preguntó: «¿De dónde vienes, Guejazí?» Le contestó: «No ha ido tu siervo a ninguna parte.» (2 Reyes 5, 25)
Pero también la lepra de Naamán se pegará a ti y a todos tus descendientes para siempre.» Y Guejazí salió de su presencia con lepra blanca como la nieve. (2 Reyes 5, 27)