Löydetty 250 Tulokset: Diez Cuernos

  • Entonces el rey salió a pie, con toda su familia. Sólo quedaron diez concubinas para cuidar el palacio. (2 Samuel 15, 16)

  • La tropa respondió: «Tú no debes ir, pues a nadie le llamaría la atención si huimos o si muere la mitad de nosotros; tú, en cambio, eres como diez mil de nosotros. Es mejor que te quedes en la ciudad y puedas socorrernos.» (2 Samuel 18, 3)

  • Joab le dijo al que le traía la noticia: «Ya que lo viste así, ¿por qué no lo mataste? Te habría recompensado con diez monedas de plata y un cinturón.» (2 Samuel 18, 11)

  • Entonces se acercaron diez jóvenes escuderos de Joab y lo remataron. (2 Samuel 18, 15)

  • Los de Israel respondieron: «Tenemos más derechos que ustedes sobre el rey, pues somos diez por uno; ¿por qué, pues, nos ofenden de esa manera? Además el rey nos debe más que a ustedes. ¿No hemos sido los primeros en hacer volver al rey David?» Pero los de Judá contestaron con palabras más duras. (2 Samuel 19, 44)

  • David entró en su casa, en Jerusalén; tomó a las diez concubinas que había dejado para cuidar la casa y las puso bajo vigilancia. Se preocupó de su mantenimiento, pero ya no se acercó a ellas y permanecieron encerradas como viudas hasta el día de su muerte. (2 Samuel 20, 3)

  • Avisaron a Salomón que Adonías se había agarrado a los cuernos del altar y había dicho: «Que el rey Salomón me jure, hoy mismo, que no me mandará apuñalar.» (1 Reyes 1, 51)

  • Estas noticias llegaron a oídos de Joab, quien había seguido también el partido de Adonías, aunque no el de Absalón. Se refugió Joab en la Tienda de Yavé y se agarró a los cuernos del altar. (1 Reyes 2, 28)

  • diez bueyes cebados y veinte bueyes de pasto, cien cabezas de ganado menor, aparte de los ciervos, gacelas, gamos y aves cebadas. (1 Reyes 4, 23)

  • Los enviaba al Líbano por turnos de diez mil al mes. Estos pasaban un mes trabajando en el Líbano, y dos meses en sus casas. Adoniram estaba al frente de ellos. (1 Reyes 5, 14)

  • La Casa tenía treinta metros de largo, diez metros de ancho y quince metros de alto. (1 Reyes 6, 2)

  • El vestíbulo que precedía al Santuario de la Casa tenía diez metros de ancho y cinco metros de fondo. (1 Reyes 6, 3)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina