Löydetty 141 Tulokset: Derecho
¿No tengo derecho a llevar mis cosas de la manera que quiero? ¿O será porque soy generoso, y tú envidioso?» (Evangelio según San Mateo 20, 15)
Jesús había entrado al Templo y estaba enseñando, cuando los sumos sacerdotes y las autoridades judías fueron a su encuentro para preguntarle: «¿Con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te lo ha encargado?» (Evangelio según San Mateo 21, 23)
Porque Juan vino a abrirles el camino derecho, y ustedes no le creyeron, mientras que los publicanos y las prostitutas le creyeron. Ustedes fueron testigos, pero ni con esto se arrepintieron y le creyeron. (Evangelio según San Mateo 21, 32)
y le preguntaron: «¿Con qué derecho has actuado de esa forma? ¿Quién te ha autorizado a hacer lo que haces?» (Evangelio según San Marcos 11, 28)
Jesús les contestó: «Les voy a hacer yo a ustedes una sola pregunta, y si me contestan, les diré con qué derecho hago lo que hago. Háblenme (Evangelio según San Marcos 11, 29)
Al entrar en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido enteramente de blanco, y se asustaron. (Evangelio según San Marcos 16, 5)
En esto se le apareció un ángel del Señor, de pie, al lado derecho del altar del incienso. (Evangelio según San Lucas 1, 11)
«Dinos con qué derecho haces estas cosas. ¿Quién te ha dado autoridad para hacer lo que haces?» (Evangelio según San Lucas 20, 2)
Le dijo entonces en voz alta: «Levántate y ponte derecho sobre tus pies.» El hombre se incorporó y empezó a caminar. (Hecho de los Apóstoles 14, 10)
Hasta este punto la gente estuvo escuchando a Pablo, pero al oír estas últimas palabras, se pusieron a gritar: «¡Mata a ese hombre! ¡No tiene derecho a vivir!» (Hecho de los Apóstoles 22, 22)
Si he cometido algún delito que merezca la muerte, acepto morir. Pero si no he hecho nada de lo que me acusan, nadie tiene derecho a entregarme a ellos. Apelo al César.» (Hecho de los Apóstoles 25, 11)
No se nieguen ese derecho el uno al otro, a no ser que lo decidan juntos, y por cierto tiempo, con el fin de dedicarse más a la oración. Después vuelvan a estar juntos, no sea que caigan en las trampas de Satanás por no saberse dominar. (1º Carta a los Corintios 7, 5)