Löydetty 115 Tulokset: Altísimo
Entonces Melquisedec, rey de Salem, trajo pan y vino, pues era sacerdote del «Dios Altísimo». (Génesis 14, 18)
Melquisedec bendijo a Abram, diciendo: «Abram, bendito seas del Dios Altísimo, Creador del cielo y de la tierra. (Génesis 14, 19)
Y bendito sea el Dios Altísimo, porque entregó a tus enemigos en tus manos.» Y Abram le dio la décima parte de todo lo que llevaba. (Génesis 14, 20)
Abram le respondió: «Levanto mi mano hacia Yavé, creador del cielo y de la tierra, el Dios Altísimo, (Génesis 14, 22)
oráculo del que escucha las palabras de Dios y que posee la ciencia del Altísimo, que ve lo que el Dios de la Estepa le deja ver, que se postra, y Dios le abre los ojos. (Números 24, 16)
Cuando el Altísimo dio a cada pueblo su tierra, cuando repartió a los hijos de Adán, fijó las fronteras de los pueblos según el número de los Hijos de Dios. (Deuteronomio 32, 8)
Truena Yavé desde los cielos, el Altísimo hace oír su voz; (2 Samuel 22, 14)
el Altísimo me concedió que fuera estimado por Salmanasar, llegando a ser su consejero. (Tobías 1, 13)
Además, para el que da, su limosna le queda como un precioso depósito ante el Altísimo. (Tobías 4, 11)
Ozías, por su parte, dijo a Judit: «Hija mía, que Dios Altísimo te bendiga más que a todas las mujeres de la tierra. ¡Y bendito sea el Señor Dios, Creador del cielo y de la tierra, que te condujo para que cortaras la cabeza del jefe de nuestros enemigos! (Judit 13, 18)
Son hijos del Altísimo, del Dios que vive, al que nosotros y nuestros antepasados le debemos que esté tan floreciente nuestro imperio. (Ester 16, 16)
¿Acaso Dios tuerce el derecho y el Altísimo ha faltado a la justicia? (Job 8, 3)