12. y luego se los entregaba a sus dueños, cobrando un sueldo. Un día le dieron además un cabrito para la comida.





“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina